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miércoles, 27 de mayo de 2009

SPELLBOUND.


De todas las películas que realizó Alfred Hitchcock es, sin lugar a dudas; Spellbound, la que menos reune los condicionantes del estilo personal que el gran maestro supo trasladar al celuloide. Surge de nuevo, en los preparativos y durante el rodaje, la larga y eterna sombra de las desavenencias entre productor (Selznick)y director (Hitchcock). El primero de ellos más frío y calculador. El londinense, más atraído por el arte y la creatividad. Cuentan que aunque coincidieron en la elección de la actriz protagonista, Ingrid Bergman; la sueca no estuvo del todo convencida en aceptar el papel. Tuvo que ser Selznick quién la convenciera tras largas conversaciones. De hecho, la Bergman no parecía entusiasmada de tener como partenaire a Peck. Además Hitchcock entusiasta de la obra de los españoles Buñuel y Dalí, quiso contar con el genial pintor para una historia rebozada de psicoanálisis y psicología pura. Huella de esa colaboración es la célebre escena del sueño, uno de los puntos más apreciables de Spellbound, y que aunque fue construida para que tuviera mayor duración, finalmente fue recortada por Selznick, que la consideraba demasiado arriesgada.
Spellbound juega con la figura del falso culpable, explorando una vez más-algo habitual en el cine de Hitchcock-la influencia que la huella de las experiencias del pasado tiene en la mente humana, sugiriendo temores ocultos y radiografiando la debilidad innata del hombre.
La historia nos presenta a la psiquiatra Constance Petersen,(Ingrid Bergman), una joven profesional bella y comprometida con su trabajo, que se enamora del nuevo director del centro donde ejerce sus funciones. El recién llegado (Gregory Peck) responde a las credenciales de Anthony Edwardes, aunque el desarrollo de la trama nos sorprenderá con el descubrimiento de que, en realidad, se trata de otra persona, John Ballantine. A partir de ese instante, la pareja tratará de resolver el enigma que se les plantea : por un lado desentrañar de qué modo involuntario Ballantine ha llegado a suplantar la personalidad de Edwardes, y por otra parte descubrir quién ha asesinado al auténtico doctor, nuevo director del centro psiquiátrico. Todas las pistas conducen a Ballantine, aunque la celestial doctora Petersen mantiene firme la idea de su inocencia.
Interesante aunque breve la aparición de Rhonda Fleming, caracterizada como Mary Carmichael, una enferma mental con paranoias afectivo sexuales.
Miklos Rozsa, compositor húngaro, obtuvo el Oscar de Hollywood a la mejor banda sonora en la edición de 1946. Ese mismo año, el Círculo de críticos cinematográficos de Nueva York concedió a Ingrid Bergman un premio por sus interpretaciones de Constance Petersen (Spellbound) y la monja Mary Benedict (The Bells of St.Mary´s-Leo McCarey,1945). Patéticas las escenas de esquí, la mano que dirige el arma hacia la doctora Petersen y el vaso de blanca leche en manos de Ballantine.
Para algunos, Spellbound defrauda. Personalmente considero que su intento de tratado práctico de psicoanálisis diluye el auténtico sentido de la película, que perece en la indefinición. Peck resulta demasiado débil al lado de una apabullante Ingrid Bergman, que domina la cámara de principio a fin.
Insuficiente.

SPELLBOUND (1945). Dirección : Alfred Hitchcock. Guión : Ben Hetch, basado en una novela de John Palmer y Hilary St.George Sanders, bajo la adaptación de Angus MacPhail. Música : Miklos Rozsa. Fotografía : George Barnes. Producción : David O.Selznick. Dirección artística : James Basevi. Departamento artístico : Salvador Dalí (escena del sueño) y Emile Kuri (interiores). Intérpretes : Ingrid Bergman, Gregory Peck, Leo G.Carroll, Rhonda Fleming, Michael Chekhov, John Emery y Norman Lloyd. 111´Blanco y Negro. EE.UU. Vanguard Films-Selznick International Pictures.
Fotografía : Constance Petersen,(Ingrid Bergman) más que amante, una madre para el descarriado Ballantine (Gregory Peck).

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