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domingo, 4 de octubre de 2009

THE TROUBLE WITH HARRY.


Puede que The Trouble With Harry sea uno de los títulos más vilipendiados en la carrera del gran director británico Alfred Hitchcock. Y ello se debe en gran medida a los intentos de la crítica por extraer de su contenido un ramalazo de segundas intenciones por parte del orondo realizador. Desde que vi por vez primera esta película en un cine forum de versiones originales, supe que la mejor disposición del espectador cuando se sienta frente a este altar del absurdo debe ser la más sencilla : ver, oir y callar. Intentar el juego de la interpretación filosófica de todo lo que Hitchcock expone en esta trama es casi tan absurdo como el ejercicio que se activa desde el primer segundo de proyección. He leido muchas críticas presumidas de The Trouble With Harry que incluso han llegado a mencionar a Ionesco, como si Hitchcock tuviera alguna intención de rendir un homenaje al mejor dramaturgo del absurdo de la historia de la literatura. Cierto es que enterrar y desenterrar un cadáver cuatro veces seguidas, culpabilizar a alguien de un crimen que en realidad fue infarto y colar diálogos repletos de insensata comicidad en un guión descabellado puede parecer presuntuoso, sobre todo cuando uno se gira hacia atrás en la oscuridad de la sala de proyección y no ve más que bocas abiertas. ¿Quiso Hitchcock gastarnos una broma?. ¿Pretendió trasladarnos un mensaje oculto y encriptado bajo los fotogramos coloristas del Vermont otoñal?.
The Trouble With Harry narra las peripecias de un grupo de personajes, enlazados entre si en un paisaje rural, que se topan con un cadáver en pleno bosque y que de un modo u otro lucharán por demostrar su ausencia de culpabilidad en el presunto crimen. El Capitán Wiles (Edmund Gwenn), el pintor Sam Marlowe (John Forsythe), la casta solterona Ivy Gravely (Mildred Natwick), la bella y disparatada Jennifer Rogers (fasntástico debut cinematográfico de una veinteañera Shirley MacLaine) y hasta el pequeño Arnie (hijo de la anterior interpretado por Jerry Mathers) presentan en escena una colección variopinta de personajes, cuyo universo parece ridículo, aunque en realidad se mueva por el impulso del miedo al castigo y al descrédito personal. Tras la capa del absurdo, Hitchcock pincela una situación lógica, que sirve de contrapeso a la sensación de humor negro, característica esta innegable en el film. La lógica de The Trouble With Harry va unida a la propia condición humana y al afán por sobrevivir a la culpabilidad que sobreviene en un grupo de personajes tan inocentes como el vuelo de una mariposa en plena campiña.
The Trouble With Harry, lejos de ser la mejor película del genio inglés; es un interesante canto a la simplicidad humana, a la inocencia, y al costumbrismo, adornado con el color marrón otoñal y una gran dosis de comicidad casi infantil.
Genial.

THE TROUBLE WITH HARRY (1955). Director : Alfred Hitchcock. Guión : John Michael Hayes, basado en una novela de Jack Trevor Story. Música : Bernard Herrmann. Fotografía : Robert Burks. Montaje : Alma Macrorie. Producción : Alfred Hitchcock. Vestuario : Edith Head. Dirección artística : Hal Pereira y John B.Goodman. Intérpretes : Edmund Gwenn, John Forsythe, Mildred Natwick, Mildred Dunnock, Shirley MacLaine, Jerry Mathers, Royal Dano y Dwight Marfield. 99´Color. EE.UU. Paramount Pictures-Alfred Hitchcock Productions.
Fotografía : Shirley MacLaine, John Forsythe, Mildred Natwick y Edmund Gwenn : nunca un cadáver fue enterrado y desenterrado tantas veces en la historia del cine.

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