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jueves, 30 de abril de 2009

GIGI.



Colette que fue escritora tan francesa que vino al mundo en la localidad de Saint Sauveur en Puisaye, escribió "Gigi" con la idea de contar la historia de una joven parisina, que amadrinada por abuela protectora y tía adinerada, iba adoctrinándose en el arte de la fina seducción, presta para atrapar en sus redes a cualquier importante magnate con el que subir al altar. El relato, convertido en suculento musical, fue llevado al cine por los directores Vincente Minnelli y Charles Walters, que se basaron en un libreto de Alan Jay Lerner, y en la soberbia capacidad creativa escénica de Anita Loos. Frederick Loewe se ocupó de la música que adornaba la letra de las canciones, ideadas por el propio Lerner. El maestro André Previn alzó su batuta para dirigir a los músicos, mientras Conrad Salinger se encargaba de la orquestación. La unión del conjunto dió a luz una obra maestra del género romántico, erigida sobre los cimientos de la belle epoque parisina. Aunque el rol principal estaba destinado a Audrey Hepburn, que en aquellos momentos se hallaba inmersa en el rodaje de Funny Face, finalmente se optó por la jovial y cristalina presencia de Leslie Caron, actriz parisina como pocas, elección que resultó ser un gran acierto. Otros dos franceses, los galanes de diferente tramo de edad, Louis Jourdan y Maurice Chevalier, dieron vida a sobrino y tío Lachaille.
Gaston y Honoré desfilan por la trama aportando planta de elegancia caballeresca, astutos en el manejo del sexo opuesto, comprometidos con el bon vivant, reacios a sufrir los agobios del trabajo diario, dispendiosos e inmersos en las más altas costumbres sociales emparentadas con el ocio. Es una delicia observar desde nuestra butaca la variación incesante de decorados, (obra de Keogh Gleason) y los glamurosos vestidos y trajes de época diseñados por el inglés Cecil Beaton. Son también relevantes las composiciones de la actriz londinense Hermione Gingold que encarna a la abuela de la protagonista, de Isabel Jeans en el rol de tía Alicia, y de John Abbott, que construye al fiel mayordomo de Honoré Lachaille, Manuel.
La actriz húngara Eva Gabor esculpe la estridente personalidad de Liane D´Exelmans, caprichosa y empalagosa, que durante muchos fotogramas goza de la atención de Gaston, aunque termine engañándole con un monitor de patinaje sobre hielo.
Son primorosas las escenas que escenifican el ambiente del Maxim´s, en donde Honoré, anfitrión del espectador; nos habla en tono sarcástico de la grandeza del establecimiento, una de cuyas virtudes reside en el hecho de que en su interior puedes ir y venir, obrar con plena libertad, pues nadie se preocupa de lo que haces, ni de tus compañías. Mientras, la acción nos muestra a un grupo de encopetadas parejas dejando de cantar cada vez que alguien cruza la puerta de entrada, cuchicheando acto seguido a medida que los recién llegados avanzan a través del pasillo de mesas del elegante establecimiento.
Deliciosas también las clases de urbanidad femenina, que la tía Alicia ofrece a Gigi, exhibiendo al detalle el modo decoroso de servir el café, el procedimiento de elegir un buen cigarro para el acompañante masculino,(curioso detalle de época), ó la forma de entrar, salir y tomar asiento que debe presidir el comportamiento de una dama.
Majestuosa exhibición de color, siempre cambiante, con tonalidades agresivas que potencian las sensaciones ópticas. Impecable libreto musical y dulce aroma de romanticismo, que no ha perdido fuerza con el paso del tiempo.
Leslie Caron aporta a Gigi, las dosis exactas de lozanía, de inocencia, fragilidad y candor vitaminado. Pura esencia femenina. Gigi fue galardonada por la Academia de Hollywood en 1959, con nueve estatuillas, incluyendo mejor película, director, guión, música, vestuario y fotografía. También logró el David de Donatello a la mejor película extranjera.
La película merece un aplauso interminable, que surge espontaneo cuando Maurice Chevalier sonríe en la última escena, moviendo su emblemático labio inferior y lanzando un pícaro guiño de complicidad.
Quién no haya visto Gigi, no conoce París. The night they invented champagne...

GIGI (1958). Dirección : Vincente Minnelli y Charles Walters. Guión : Alan Jay Lerner, basado en una novela de Colette. Música : Frederick Loewe. Fotografía : Joseph Ruttenberg. Montaje : Adrienne Fazan. Decorados : F.Keogh Gleason. Peluquería : Sydney Guilaroff. Vestuario : Cecil Beaton. Producción : Arthur Freed. Intérpretes : Leslie Caron, Louis Jourdan, Maurice Chevalier, Hermione Gingold, Eva Gabor, Isabel Jeans, Jacques Bergerac, John Abbott y Pat Sheehan. 116´Color. EE.UU. Metro Goldwyn Mayer.

Fotografías : 1.-Leslie Caron, elegante con el vestido de noche ideado por Cecil Beaton. 2.-Gigi y Tía Alice en plenas clases de buenas maneras y glamour.

miércoles, 29 de abril de 2009

THE POSTMAN ALWAYS RINGS TWICE (versión 1946).


Una de las películas más ácidas del film noir es aquella que Lana Turner interpretó desde el umbral de una puerta, en aquel desvencijado domicilio conyugal junto al restaurante de carretera. Blanca y radiante cómo una novia, pero peligrosa cuál serpiente de cascabel. Tan imponente lucía la actriz de Idaho, que su partenaire masculino, John Garfield,se vió obligado a usar la lengua en uno de los tórridos besos que llenaban la acción de frenesí, (ó al menos eso cuenta la leyenda).
La novela del escritor norteamericano James Mallahan Cain, puesta en escena con brillantez por el realizador Tay Garnett, se quedaba en simple relato ocioso. Con razón decía Lana Turner, ya anciana cuando miraba hacia atrás sin ira, que el de Cora Smith era el papel de su vida. El pequeño short, la blusa con nudo por encima de la tripa y el cabello rubio recogido perfectamente en un níveo ribete, formaban un vestuario ideado con alevosía para someter y lanzar el aguijón sin miramientos. Puede que el personaje de Cora Smith, esposa infiel por el inconfesable vicio de heredar una fortuna y vivir de las rentas; utilizando en parte a un pobre hombre, empleado de su marido, sea indeterminado. No se sabe muy bien qué hilos mueven a la espléndida rubia de terciopelo. Si en el fondo termina estando enamorada de su cómplice, aunque sea levemente, ó todo se debe a una estrategia de mujer fácil en busca de eterno bienestar. El espectador llega a preguntarse si Chambers logrará quebrar el corazón de hielo que guarda Cora en su interior. La doble cara de la protagonista responde a una femme fatale, a un mujer que complica todo aquello que toca, cuya simple cercanía es por si misma un litigio. Lana Turner realiza una interpretación magistral, llena de sal y pimienta, nula en azúcar, delirante en lo sensual y ferviente en los detalles. Matrimonio de conveniencia, y tercero en discordia dejándose llevar por las insinuaciones de una mujer fatal. Objetivo : alcanzar la gloria en forma de miles de dólares de herencia. Riesgo ilimitado. Todo sea por la más que innoble causa, llamemosle lujuria,avaricia y asesinato. Ese sería un resumen telegráfico de El Cartero siempre llama dos veces, versión Garnett.
El refulgente vestuario de Lana Turner en la película, responsabilidad de la modista cinematográfica Irene, era en su mayor parte blanco inmaculado, dando más luz a la impactante actriz y por otro lado disfrazando a la maldad de algún modo, para mantener al espectador en el trance de interés hacia la trama. Cora Smith era blanca por fuera y negra por dentro. Doble cara explícita.
Sintiéndolo por el escritor James M. Cain, cuya novela tuve la oportunidad de leer con veinte años recién cumplidos, la película de Garnett forma parte de esa breve colección de films que superan sin discusión el relato literario en el que están basadas. Mérito de los guionistas Niven Busch y Harry Ruskin y de la impecable puesta en escena del director californiano. El cartero no siempre llama dos veces. Lo hizo una, y fue en 1946. There is a tavern in the town.
Obra maestra.

THE POSTMAN ALWAYS RINGS TWICE (1946). Director: Tay Garnett. Guión : Niven Busch y Harry Ruskin, basado en una novela de James M. Cain. Fotografía : Sidney Wagner. Música : George Bassman-Eric Zeisl. Montaje : George White. Dirección artística : Cedric Gibbons-Randall Duell. Vestuario : Irene. Intérpretes : Lana Turner, John Garfield, Cecil Kellaway, Hume Cronyn, Leon Ames y Audrey Totter. 113´Blanco y Negro. Metro Goldwyn Mayer.
Fotografía : Cora Smith nos provoca. Lana Turner, también.

martes, 28 de abril de 2009

FOTOS DE RODAJE : THE SWAN (1956)




Fotografías : Grace Kelly ayudando a transportar los vestidos vaporosos de la princesa Alexandra, manufactura de la modista cinematográfica Helen Rose (1). // Grace Kelly y Charles Vidor, director del film, en un descanso del rodaje (2).

PEOPLE WILL TALK.


Curt Goetz fue un autor teatral alemán, que además frecuentó el escenario en múltiples ocasiones, realizando algunas interesantes interpretaciones, que si bien no le dieron mayor gloria, pueden contemplarse desde una posición crítica con cierta admiración. Una de sus obras más destacadas fue "Doctor Med.Hiob Praetorious", cuyo personaje central resumía las virtudes humanistas que deben ser inherentes a cualquier profesional de la medicina que se precie de tal condición.
People Will Talk, dirigida por Joseph Leo Mankiewicz en 1951, acoge una adaptación de la mencionada obra teatral de Goetz, cuyo guión fue elaborado con innegable estilo por el realizador norteamericano. La principal virtud del cine de Mankiewicz reside en su condición de sublime "director de actores", logrando en la totalidad de su trabajo un inconmensurable potencial escénico. De hecho, People Will Talk posee una línea narrativa compleja, siendo una historia atípica, en la que los personajes parecen ocultar alguna terrible circunstancia que brota desde el pasado, presta para mancillar su presente. El desenlace derrumba la trascendencia del rumor, convirtiéndolo en bufo, transmitiendo la idea de que no siempre las pruebas expresas encierran toda la verdad. La pieza de Mankiewicz pone en evidencia a los envidiosos, capaces de dedicar su vida al hundimiento del prójimo, y consolida al director cómo uno de los grandes de la historia de Hollywood.
Sensacional Cary Grant, dibujado como médico que se preocupa más de las circunstancias personales del paciente que de la propia enfermedad, enlazando con la idea del doctor afable, tan escaso en nuestros días. Noah Praetorious, del que se llega a descubrir su pasado como carnicero de pueblo; que esconde su condición galena con la idea de recurrir al efecto placebo teñido de humanidad, apunta un estilo profesional diferente; incluso usando la mentira piadosa, (cómo cuando esconde a Deborah-Jeanne Crain- su condición de embarazada buscando redimirla del descrédito familiar que está a punto de sufrir), cómo oportuno bálsamo.
Soberbios los secundarios Finlay Currie, actor escocés que encarna al enigmático Shunderson, y Walter Slezak, actor vienés que da vida al genuino científico Profesor Barker, amigo y cómplice de Praetorious.
Aunque menores a los mencionados, también considero meritorias las glosas de Jeanne Crain, que pasa de simple oyente impresionable de facultad de medicina, a correosa esposa del doctor protagonista; así como el trabajo de Hume Cronyn, responsable del resentido Rodney Elwell, médico que centra todos sus esfuerzos en buscar pruebas que eliminen la alta consideración social y profesional de Praetorious.
Inolvidable la escena final con el Laudeaumus universitario y Grant dirigiendo la orquesta e intercalando guiños de complicidad con sus amigos.
People Will Talk es una película inclasificable, que queda a medio camino entre el drama y la comedia, inclinando finalmente la balanza hacia esta última. Porque cuando finaliza el movimiento rítmico de la batuta que mueve Praetorious, un reguero de emoción corre por el fuero interno del espectador, testigo mudo y compinche de la alegre personalidad del bienhechor aliado de Hipócrates.
Magnífica.

PEOPLE WILL TALK (1951). Dirección y guión : Joseph Leo Mankiewicz, basado en una obra teatral de Curt Goetz. Producción : Darryl F.Zanuck. Montaje : Barbara McLean. Fotografía : Milton Krasner. Intérpretes : Cary Grant, Jeanne Crain, Hume Cronyn, Finlay Currie, Walter Slezak y Katherine Locke. 110´Blanco y Negro. EE.UU. 20th Century Fox.
Fotografía : Grant y Crain, celestial pareja, con los pies en el suelo.

lunes, 27 de abril de 2009

SOLO QUIERO CAMINAR.


El escritor Juan Marsé, reciente premio Cervantes de las letras españolas, afirmaba justo un día antes de recoger el galardón de manos del Rey Juan Carlos que la crísis del cine español no se debe tanto a las descargas de internet, cómo a la ausencia de guiones decentes. La ministra de cine, (¿ó debo decir cultura?), Angeles González Sinde ponía cara de perplejidad ante tal repentina a la par que espontánea declaración de intenciones por parte del escritor. Pues bien, Sólo Quiero Caminar, siendo una película intensa, no logra salir de la rutina que Marsé achaca a la salud inestable de nuestro cine. Cómo historia, el film hispano-mejicano, cae en los tópicos habituales en este tipo de entregas con pretensiones noir : mafias, alcohol y pitillos, trajes negros con corbata a juego, armas cortas y largas, jueces corruptos, gordos tripones y sudorosos ejerciendo de gorilas al servicio de un sinverguenza, mujeres en estado de colapso existencial, putas de nacimiento y otras obligadas por las circunstancias, mucho dinero negro, y crímenes a destajo. Incluso a Sólo Quiero Caminar le sobran algunas "cápsulas" de mal gusto, muy propias del cine español contemporáneo, sin cuya presencia la historia no perdería ni un ápice de credibilidad. Es excelente el trabajo de Ariadna Gil, que encarna a Aurora, una mujer con doblez y vida interior, cuya agonía personal da mucho juego en el hilo conductor de la historia. También destaca la soberbia escultura que realiza Diego Luna, (Gabriel ó "Baby Face", según se mire), un asesino a sueldo con corazón y sentimientos ocultos. El resto parece simple "paja" de exámen de primaria. Victoria Abril se muestra trémula, Pilar López de Ayala dubitativa, Elena Anaya demasiado breve y José María Yazpik insuficiente. Tan sólo la veterana actriz mejicana Ana Ofelia Murguía resalta en su secundario rol de Doña Amelia, una especie de conciencia tangible para Gabriel.
A Sólo Quiero Caminar le sobran espolones y le falta un toque más de sentimiento, que pese al esfuerzo de Ariadna Gil y Diego Luna, no termina de llegar. No es, ni con mucho, el mejor trabajo de Díaz Yanes, que en Alatriste (2006) y Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto (1995) se muestra más convincente.
Retrato pesimista de un teatro de guiñol marcado por el odio. Peca de superficial y cansa por la abundancia de manidos recursos y vulgaridades.

SÓLO QUIERO CAMINAR (2008). Dirección y guión : Agustín Díaz Yanes. Fotografía : Paco Femenia. Montaje : José Salcedo. Producción ejecutiva : Gael García Bernal y Diego Luna. Intérpretes : Diego Luna, Ariadna Gil, Victoria Abril, Pilar López de Ayala, Elena Anaya, Jose María Yazpik y Ana Ofelia Murguía. 129´Color. España-Méjico. Canana Films-Boomerang producciones-Jose Manuel Lorenzo.
Fotografía : Ariadna Gil (Aurora), cómo alma en pena.

FOTOS DE RODAJE : RIO BRAVO (1959).




Fotografías : Dos imágenes del rodaje de Rio Bravo, en las que comparten plano el director del western, Howard Hawks, y Angie Dickinson; que interpretó a Feathers (en castellano "plumas"), la chica que encandila al sheriff John Chance (John Wayne). En la primera fotografía Wayne observa desde la distancia el diálogo entre Hawks y Dickinson.

domingo, 26 de abril de 2009

DOUBT.


Dudar es humano, ó al menos eso es lo que se desprende de esta película interpretada con brillantez por tres grandes actores : Meryl Streep, Philip Seymour Hoffman y Amy Adams. De hecho, cualquier película en la que Streep aparezca es un ejemplo de brillantez, aunque sólo sea destacable su trabajo y la historia adolezca de interés. Porque la actriz de New Jersey, ganadora de dos estatuillas de Hollywood y eternamente nominada, es probablemente una de las mejores intérpretes de la historia del cine. El guión de Doubt está basado en una obra literaria ganadora del premio Pulitzer y nos enclaustra en un colegio religioso del Bronx en 1964. Un sacerdote, el Padre Brendan Flynn (Hoffman), que busca nuevas vías de educación y comunicación con los alumnos, diferentes a las arcáicas y estrictamente disciplinares de la Hermana Aloysius Beauvier (Meryl Streep), será acusado por esta y por la novata y susceptible Hermana James (Amy Adams) de sobrepasarse con un joven alumno negro. Pese a las explicaciones del sacerdote y a carecer de pruebas sólidas condenatorias, la monja no desiste en su empeño de terminar con la carrera del sacerdote. El ambiente que recrea la película es tenso, centrípeto y los diálogos se adornan con una exquisita profundidad, viéndose obligado el espectador a leer entre líneas, a decidir por sí mismo quién tiene razón, desafiando por momentos la ley de Murphy y sopesando el círculo vicioso que se crea en torno a la supuesta inocencia del sacerdote. Dudar es humano, y hasta el más seguro y firme de los mortales sufre en silencio las llagas de la inseguridad. Dios por testigo de una historia en dónde la interpretación de Streep roza la más impecable exégesis. Sin lugar a dudas, y pese a recibir innumerables premios "menores", el gran trabajo de Meryl Streep merecía el oscar, aunque finalmente se lo llevara Kate Winslet por The Reader.
Para ver y reflexionar.

DOUBT (2008). Dirección y guión : John Patrick Shanley. Música : Howard Shore. Fotografía : Roger Deakins. Montaje : Dylan Tichenor. Vestuario : Ann Roth. Intérpretes : Meryl Streep, Philip Seymour Hoffman, Amy Adams, Viola Davis, Alice Drummond, Carrie Preston y Joseph Foster. 104´Color. EE.UU. Goodspeed productions-Miramax films.
Fotografía : La monja inquisidora y su joven e influenciable aprendiz, (Streep-Adams).