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viernes, 15 de mayo de 2009

THE STRANGERS.


Cuando el tejano Bryan Bertino escribió en 2004 el guión de The Strangers, posiblemente no imaginó que sería seleccionado por un jurado entre los cuatro mejores, por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de los Estados Unidos. El reconocimiento le abrió las puertas de una carrera profesional que amplió cuando la Universal le compró el libreto, e incluso le permitió dirigir el proyecto de una película que amparase su triunfal guión.
The Strangers es una película extraña, valga la redundancia. Posee el esqueleto de las mejores obras del genero terrorífico, pero añade un elemento indudable de marcada y propia personalidad. En teoría la historia se basa en un terrible crímen múltiple ocurrido en una pequeña población del estado de California en 1981. Una matanza que la policía no supo resolver, y de cuyos culpables nunca se supo. Lo cierto es que el ensañamiento fue brutal y que Bertino no esconde sus bazas al respecto cuando nos dibuja un escenario misterioso, brutal en cuanto a terror estético y psicológico. No cabe duda de que una visita misteriosa, en plena noche y en el silencio solitario de una casa aislada de la civilización, es un credencial sugerente para iniciar la tensión de una trama plagada de guiños terroríficos. El propio Bertino reconoce haber tomado la inspiración en los thrillers de los setenta, cuando alaba las historias de Halloween ó La Leyenda de la Mansión del Infierno.
Liv Tyler que encarna a la asustada protagonista, Kristen McKay, no sobreactúa; realiza una interpretación moderada enclaustrada en una madriguera de la que no sólo no puede escapar, sino que resulta ser su propio ataúd. El uso fotográfico de tonalidades calidas pringa el film de una capa de gótica visual, muy aceptable. La gran virtud de The Strangers es la enorme carga de realismo que posee, porque narra una situación que al espectador no le resulta imposible. De hecho se vienen produciendo muchos casos de asaltos a casas, estando los dueños dentro, dormidos e incluso despiertos. Y ese elemento es el que convierte a The Strangers en una película distinta a la media del género, que transforma al espectador en víctima y a la gran pantalla en un espejo donde nadie queremos vernos reflejados. Elocuentes desde el misterio del anonimato, casi impersonal; los tres personajes enmascarados dispuestos para un juego de sangre retorcido y sádico.
Quién se siente a ver The Strangers podrá notar, a lo largo de los fotogramas; cómo el típico horror de sangre y cuchillos sube un escalón más de categoría, conquistando la cima a base de un retrato más ó menos profundo de los protagonistas y una situación tan dramática que termina agitándonos en la comodidad de la butaca.
The Strangers es verosímil, potente y el descubrimiento más que prometedor de un ingenioso director e inteligente guionista.
Muy recomendable. Te puede pasar a ti.

THE STRANGERS (2008). Dirección y guión : Bryan Bertino. Música : Tomandandy. Fotografía : Peter Sova. Montaje : Kevin Greutert. Dirección artística : Linwood Taylor. Intérpretes : Liv Tyler, Scott Speedman, Glenn Howerton, Gemma Ward, Laura Margolis y Kip Weeks. 85´Color. EE.UU. Rogue Pictures.
Fotografía : Liv Tyler (Kristen McKay) huye de Laura Margolis (Pin-up Face), con el aliento del horror soplando en su espalda.

MAIN TITLE THE BIG COUNTRY



Contenido del clip : Composición principal de The Big Country, obra del músico newyorkino Jerome Moross. Puede verse también el comienzo de la película, cuando McKay (Gregory Peck) llega en diligencia al pueblo de su prometida, procedente del elegante Baltimore, en el extremo opuesto de los Estados Unidos.

jueves, 14 de mayo de 2009

THE BIG COUNTRY.


El escritor sueco Donald Hamilton fue el padre de la idea original en forma de novela, que los guionistas James R.Webb, Sy Bartlett y Robert Wilder llevaron al cine con la firme dirección de William Wyler, director estadounidense, aunque alsaciano de nacimiento y europeo de formación. The Big Country traza con un genial poder narrativo la historia de un ciudadano del Este de los Estados Unidos, que abandona su Baltimore natal para acudir al encuentro de su amada, una adinerada joven del Oeste, con el atractivo fin de contraer matrimonio. James McKay (Gregory Peck en uno de los mejores trabajos de su carrera de actor), que durante años se ha ganado la vida ejerciendo de capitán de la marina, se enfrenta nada más bajar de la diligencia, con las diferencias que existen entre ambos márgenes geográficos de los Estados Unidos. Además se ve inmerso en una guerra enconada entre familias rivales, que pugnan por el agua de un río que atraviesa la finca de la maestra del pueblo, Julie Maragon (estupenda Jean Simmons). La prometida de McKay, Patricia Terrill (bella y sugestiva Carroll Baker), observa pronto ciertas desavenencias entre su familia y el que está llamado a ser su marido, debido a los dudosos y nada agresivos modelos de conducta que este presenta ante la familia rival, los Hannassey. Mckay, hombre de irreprochable educación y firmes valores, omite cualquier respuesta violenta a las provocaciones, lo que en el Oeste es un sinónimo de cobardía. El dandy, termino que acuñan los Hannassey para referirse al recién llegado, prefiere resolver sus litigios mundanos sin la presencia de testigos. Wyler lo plasma en dos ocasiones : cuando monta a Trueno, el caballo rebelde, con la única ayuda de Ramón (Alfonso Bedoya), y después, en la pelea que sostiene con el capataz al amanecer.
El director incide en este aspecto de un modo reiterativo, buscando plasmar con fuerza la controversia entre Este y Oeste, deslizando al capitán de la marina en un mundo donde la rudeza es norma de vida. Wyler dibuja un Oeste bárbaro, en donde sólo hay espacio para la violencia como modo de solucionar litigios. El capataz de los Terrill, Steve Leech, (Charlton Heston) se enorgullece de cumplir con este requisito. Leech además profesa un poco disimulado afecto hacia Patricia, y ve en el forastero a un indecoroso rival.
Por otro lado Wyler escenifica la cruel competencia entre dos familias, encabezadas por dos patriarcas tozudos y poco razonables, Rufus Hannassey (soberbio despliegue interpretativo de Burl Ives) y Henry Terrill (Charles Bickford).
La sugerente banda sonora creada por Jerome Moross, está considerada como una de las piezas más representativas del western, conjugando acción y romanticismo, y realzando aún más la potencia narrativa de la película.
La secuencia final en el desfiladero blanco que conduce a la casa de madera, residencia de los Hannassey, encierra más allá del duelo final entre patriarcas iracundos, el símbolo existencial eterno que obliga a los ancianos a dejar su puesto de mando en manos de nuevas generaciones, facilitando la sucesión del poder familiar. El guión opta por la muerte de ambos cómo sacrificio propicio para lograr la solución.
The Big Country es un western aleccionador, que lejos de suponer una simple refriega, transmite una colección de principios humanos. El matrimonio cómo vínculo exento de preconcebidos intereses, el recurso de la palabra frente al de la violencia, la amistad y la caballerosidad, el honor incólume de quién resuelve las afrentas sin ostentación pública, la buena educación cómo libro de cabecera. No hay duda que es una obra maestra, no ya cómo sublime western, sino cómo pinacoteca de diversas personalidades.

THE BIG COUNTRY (1958). Dirección : William Wyler. Guión : Sy Bartlett, James R.Webb y Robert Wilder, basado en una novela de Donald Hamilton adaptada para el libreto por Jessamyn West y Robert Wyler. Fotografía : Franz Planer. Música : Jerome Moross. Montaje : Robert Belcher y John Faure. Producción : William Wyler y Gregory Peck.
Intérpretes : Gregory Peck, Jean Simmons, Burl Ives, Charlton Heston, Carroll Baker, Charles Bickford, Alfonso Bedoya, Chuck Connors y Buff Brady. 165´Color. EE.UU. Worldwide Productions-Anthony Productions.
Fotografía : Gregory Peck (James McKay), de los McKay de Baltimore de toda la vida, se encara con los Hannassey delante de su bella prometida, interpretada por Carroll Baker.

ESCENAS INOLVIDABLES : BAILE DE SALMA HAYEK EN FROM DUSK TILL DAWN.



Contenido del clip : Baile de Santanico Pandemonium (Salma Hayek) en From Dusk Till Dawn (Robert Rodríguez-1996). La Reina Vampiro se contonea en el escenario del Titty Twister, siniestro tabernáculo; con una serpiente enroscada en su curvilinea anatomía. Refulgente icono cinematográfico.
La tonada elegida para la gratificante escena es "After Dark" interpretada por Tito & Tarántula.

miércoles, 13 de mayo de 2009

ANTONIO VEGA (MADRID,1957-2009).



Lo decía hoy un interpelado anónimo en las calles de la capital de España : "Antonio Vega es Madrid". La muerte del músico, fundador del grupo Nacha Pop, es por desgracia un hecho anunciado ya desde tiempo atrás. El estado físico, que no intelectual, de Antonio Vega, era desde hace varios años muy delicado. Al final el maldito cáncer de pulmón nos lo ha arrebatado. Allá en el otro mundo, Antonio seguirá loando a la chica de ayer y mirando de soslayo los relojes en la oscuridad.

Antonio Vega compuso y aportó para el cine varias canciones algunas de las cuales también interpretó desde el calor de los fotogramas hasta nuestros oidos. Ejemplos de ello : "Lucha de Gigantes" (Amores Perros-2000 Alejandro González Iñarritu), "El Sitio de mi Recreo" (Bailame el Agua-2000 Josetxo San Mateo), "Romance de Curro el Palmo" (Lucía y el Sexo-2001 Julio Medem), ó "Se Dejaba Llevar" (Heroína-2005 Gerardo Herrero).
En "Shacky Carmine" (Chema De La Peña-1999), Antonio Vega realizó la única incursión cómo actor de cine, intepretando al personaje de Willy.
Se ha ido un referente de la historia más reciente del pop español. Descanse en paz.

Canción del video : "El Sitio de mi Recreo" (1992)

VIDEO : HOMENAJE A LA ERA DORADA DE HOLLYWOOD.



Canción de fondo en el video : "There Will Never Be Another You" (Harry Warren music / Mark Gordon lyrics), versión Keely Smith, y que fue canción principal en la película Iceland(1942), dirigida por H.Bruce Humberstone, e interpretada por Sonja Henie y John Payne.

LE PACTE DES LOUPS.


Imaginen ustedes la campiña francesa en todo su esplendor. Conjeturen luego sobre la posible presencia de una especie de perro de Baskerville (en este caso se llamaría Chien-Loup de Gevaudan), bastante afrancesado con coraza incluida y tibia mirada de un color anaranjado preciso, que se dedica a sembrar de víctimas los verdes prados y tupidos bosques de la provincia. Piensen ahora en una trana político-religiosa que se esconde, en realidad, detrás de un hecho en principio sobrenatural. Añádanle la locuacidad de un naturalista y ex soldado real llegado desde París y escoltado por un peculiar indio canadiense, además de la sobrecogedora belleza de tres damas de diferente escala social. Por supuesto no faltan los tiranos, así como un joven aristócrata que auxilia a los héroes en más de una ocasión a lo largo y ancho de la trama. La estructura da origen a una entretenida historia de época, habitual en el cine francés. Le Pacte des Loups, dirigida por Christophe Gans, es una de esas películas dífícil de clasificar sin caer en el error de olvidar algún género. Posee acción, romanticismo, dramatismo, ensoñación, suspense, finas gotas de erotismo, instantes de gran tensión y un desenlace entre feliz e inesperado. Si a todo ello le sumamos la proverbial presencia de tres grandes y bellas actrices, Monica Bellucci (Sylvia), Emilie Dequenne (Marianne de Morangias) y Virginie Darmon (La Bavarde), el resultado es eficiente y logra una película ociosa y equilibrada. La sensual y apabullante Sylvia, que encarna Bellucci, es meretriz italiana que se gana la confianza del protagonista, Gregoire de Fronsac, y que al final de la historia será determinante para un final desenlace. La gentil y novicia Marianne, frágil y femenina, inocente aunque firme en sus postulados y amoríos. Y por último la bárbara y descontrolada mujer del bosque, enferma de epilepsia, y emparentada con los lobos, cuya existencia sólo puede descifrar el indio iroqués, aunque tal virtud no le cause provecho. Puede que lo peor, lo único que desluce la obra, sean los efectos que rodean el trote de la bestia, que por ser digitalizados resultan artificiales.
Aceptables también los actores Samuel Le Bihan que encarna al naturalista soldado Fronsac; Vincent Cassel malo riguroso que da vida a Jean François de Morangias y el hawaiano Mark Dacascos que esculpe sin estridencias al indio Mani.
Buena fotografía, medidos escenarios naturales y excelente diseño. Premiada en el Festival de Cine de Sitges, obtuvo también el César del cine francés al mejor vestuario, responsabilidad de Dominique Borg. Correcta.

LE PACTE DES LOUPS (2001). Director : Christophe Gans. Guión : Christophe Gans y Stephane Cabel. Música : Joseph LoDuca. Fotografía : Dan Laustsen. Vestuario : Dominique Borg. Dirección artística : François Decaux y Thierry François. Efectos especiales : Seb Caudron. Intérpretes : Samuel Le Bihan, Vincent Cassel, Monica Bellucci, Emilie Dequenne, Jean Yanne, Jeremie Renier, Virginie Darmon, Mark Dacascos y Jacques Perrin. 142´Color. Francia. Davis-films/Canal +/TF1 Films Production/ Studio Image Soficas.
Fotografía : Emilie Dequenne, (Marianne de Morangias), una rosa en la campiña francesa, con casaca y mosquete.

martes, 12 de mayo de 2009

I WALK ALONE.


La obra teatral Beggars Are Coming to Town, escrita por el norteamericano Theodore Reeves inspiró la adaptación de Robert Smith y John Bright, así como el posterior libreto de Charles Schnee, para que Byron Haskin realizará el sórdido film noir I Walk Alone, estrenado en 1948.
La historia nos relata el regreso a la vida libre de un presidiario, Frankie Madison (Burt Lancaster), tras catorce años de reclusión como reo de un delito de tráfico de licor durante la vigencia de la Ley Seca en los Estados Unidos. Dave (Wendell Corey), antiguo camarada que le ha estado visitando en la cárcel regularmente, trabaja como contable para el antiguo socio de Madison, Noll "Dink" Turner (Kirk Douglas), un individuo ruin e insolente, que sólo se preocupa por el bienestar de su negocio, un club de lujo llamado Regence. Antes de terminar entre rejas, Madison compartía con Turner otro establecimiento venido a menos y que acabó echando la persiana. Ahora el recién llegado reclama a Turner la mitad del Regence, sin que su antiguo socio acceda a ello. Entre medio se encuentra la cándida Kay Lawrence (Lizabeth Scott), una cantante de salón dotada de dulces maneras, que es utilizada por Turner para cualquier misión cuyo resultado final dependa de un hombre. Cuando Kay y Frankie se conocen descubren que tienen puntos en común, y ante la propuesta de matrimonio que Turner acaba de realizar a una altiva dama que frecuenta el club, la joven coplista decide abandonarle para seguir a Madison. El ex presidiario acude una noche al club acompañado de un grupo de gangsters, capitaneado por Nick Palestro (Marc Lawrence), con la intención de romper la baraja y obligar a Turner a cumplir su deuda. Pero Dave expone una compleja tela de araña legal, trazada con alevosas intenciones fiscales, que dificulta los deseos de su amigo. Los hombres de Palestro abandonan a Madison , y este es vapuleado por tres sicarios de Turner dirigidos por el portero del club (Mike Mazurki). Cuando Dave se entera de la agresión sufrida por Madison amenaza a Turner con sacar a la luz el libro b de contabilidad de la empresa. El dueño del Regence decide asesinar al tesorero, utilizando para ello a uno de sus subalternos. De inmediato llama a la policía y responsabiliza a Madison del crimen.
Tres aspectos destacan en esta película de Byron Haskin. Primero, la potencia interpretativa de un sugerente reparto. Lancaster y Scott demuestran un "ángel" privilegiado ante las cámaras, construyendo una pareja redonda. El pasional y terco, ella dulce y bella. Lizabeth Scott porta un semblante angelical, bañado por la inocencia, duro en los instantes dramáticos, perfecto cuando cena en el reservado con Madison (inmensos primeros planos de Haskin) y enamorado en las escenas más románticas. El blanco vestido de noche con abertura en la espalda que luce la actriz en varias secuencias del film, obra del exquisito gusto diseñador de Edith Head, es un clásico más de las noches de gala del Hollywood de los años cuarenta. Puro glamour engarzado en la estilizada anatomía de Scott. La canción Don´t Call It Love, compuesta por Allie Wrubel, que Kay interpreta melosa en dos momentos distintos de la trama; es un brillante complemento que desliza en nuestros oidos la dulce frase "un beso, un suspiro y un adiós".
Segundo, el valor de la amistad y la fidelidad, como principios básicos en un hombre que de tal se precie. Dick Turner carece de ellos por completo, mientras que Madison los enaltece.
Tercero, el escenario que crea Haskin, pleno de glamour. Los elementos básicos del género negro se entremezclan con privilegiada soltura. El bueno de oscuro pasado, el malo de presente mezquino y la joven cantante con piano de cola que se aleja del tópico de femme fatale, exhibiendo en su lugar una personalidad compasiva. Este puede ser uno de los ingredientes menos tradicionales del género, aunque la bondad de Kay Lawrence no rechina en los engranajes de la historia, y por contra la dota de sensualidad.
I Walk Alone es un película intensa, dispuesta con esmero, que seduce durante noventa y siete minutos, fascinando por la sobriedad del relato y un cierto aroma de whisky y nicotina. Ejemplo fascinante del cine negro de los años cuarenta, que mantiene firme la intensidad pese al paso del tiempo.

I WALK ALONE (1948). Dirección : Byron Haskin. Guión : Charles Schnee, basado en una adaptación de la obra teatral de Theodore Reeves, Beggars Are Coming to Town, realizada por Robert Smith y John Bright. Música : Victor Young. Fotografía : Leo Tover. Producción : Hal B. Wallis. Vestuario : Edith Head. Intérpretes : Burt Lancaster, Kirk Douglas, Lizabeth Scott, Wendell Corey, Kristine Miller, George Rigaud, Marc Lawrence, Mike Mazurki y Gino Corrado. 97´Blanco y Negro. EE.UU. Paramount Pictures.
Fotografía : Lancaster y Scott, una pareja de cine.

lunes, 11 de mayo de 2009

FUERA DE LOS PLATÓS : HEPBURN-ANDREWS.



Fotografía : Audrey Hepburn y Julie Andrews, en la ceremonia de los Oscar de Hollywood de 1965. Finalmente la inglesa de Surrey se lo llevó, por su genial interpretación de Mary Poppins. Ambas resplandecientes posan delante de los flashes. Hepburn que había logrado el rol principal en My Fair Lady en detrimento de Andrews, ni siquiera fue nominada.

LA HORA FRIA.


Tiene La Hora Fría el mérito de ser una de las escasas películas españolas que; por el tema que aborda, bucea en las imaginativas aguas del fantástico, tuteando a productos internacionales del género muchas veces inferiores en cuanto a cimientos y calidad. Dicen que los españoles acostumbramos a infravalorar nuestro producto nacional en beneficio siempre de lo que viene de fuera. Valorar en su justa medida La Hora Fría tiene mucho que ver con : 1.-El gusto por el cine fantástico, de terror y ciencia ficción. 2.-Saber premiar el esfuerzo de un equipo español de rodaje capaz de zambullirse en las aguas de la fantasía, sin resultar mediocre.
La gracia de esta película, premiada en el Festival de Sitges, no reside tanto en su propuesta futurista, mucho menos en las pretensiones pacifistas que parecen filtrarse desde su nucleo argumental (correcta la primera, fallida la segunda); sino en la certeza de que resulta ser un trabajo serio desde un plano estrictamente cinematográfico. El realizador Elio Quiroga, también padre del guión, nos invita a dar un paso adelante en un mundo oscuro, claustrofóbico, fruto de una reciente guerra nuclear tan debastadora como la convivencia de varios personajes supervivientes. Merece especial mención la presencia de Silke, que encarna a María, una joven audaz que parece capitanear al grupo. Personalmente la actriz madrileña siempre me pareció una de las mejores de nuestra era, aunque a veces resulte infravalorada. Pepo Oliva en el rol de Judas, un hombre curtido en mil batallas, y Julio Perillán transformado en amable superviviente apocalíptico (Pablo), colaboran en la credibilidad de la historia.
El final, que parece emparentado de lejos con El Planeta de los Simios; se termina de comprender, cuando terminan de circular los títulos de crédito y algunos ya han abandonado la sala de proyección, (siempre me importunaron los impacientes). Es entonces cuando aparece una última y breve secuencia clarificadora. O al menos sujeta a interpretación. La Hora Fría es una película reveladora y muy meritoria en cuanto a realización. Interesante.

LA HORA FRIA (2006). Dirección y guión : Elio Quiroga. Música : Alfons Conde. Fotografía : Angel Luis Fernández. Montaje : Luis Sánchez-Gijón. Dirección artística : Gabriel Carrascal. Efectos especiales : Juan Ramón Molina. Efectos visuales : Jerome Debeve. Intérpretes : Silke, Omar Muñoz, Pepo Oliva, Carola Manzanares, Jorge Casalduero, Julio Perillán, Pablo Scola y Nadia De Santiago. 92´Color. España. Eqlipse Producciones Cinematográficas.
Fotografía : Silke luchando por sobrevivir en un mundo claustrofóbico.