martes, 13 de abril de 2010
SHERLOCK HOLMES.
El realizador inglés Guy Ritchie disfraza tan bien el personaje creado por Arthur Conan Doyle en 1887, que a ratos la historia que se nos traslada en esta versión del famoso detective parece desvirtuarse. Con la estrecha colaboración del actor newyorkino Robert Downey Jr., el Sherlock Holmes de Ritchie es demasiado bravucón, presuntuoso y hasta petimetre para resultar agradable, ni siquiera simpático. Nada que ver con los otros grandes Sherlock de la historia del cine, interpretados tiempo atrás por los actores Basil Rathbone y Peter Cushing.
Eso sí, el actor londinense Jude Law construye un Watson más equilibrado, contrapunto eficaz contra la exageración de Downey, que aunque se situe fuera de las coordenadas habituales de otros Watson menos audaces en las formas, viste la personalidad del fiel escolta de Holmes con notable acierto.
Destaca también el trabajo de la actriz canadiense Rachel McAdams, convertida en la enigmática Irene Adler, que faculta una extraña relación imposible con el detective y que en manos de McAdams logra convertirse en uno de los puntos más atractivos del film.
Claro está que salvo algunos detalles de agudeza, descritos con poca gracia; el Sherlock Holmes de Downey y Ritchie es más producto de mercadeo fácil que objeto de culto.
Hay instantes, durante la visión de esta aventura facilona y mal parcelada, en los que ejercitando el noble uso de la abstracción filosófica, más que a Sherlock Holmes, da la sensación de estar observando a cualquier héroe de cómic barato.
Las intenciones de Ritchie, que buscan dar una original vuelta de tuerca al eterno personaje de ficción, quedan desacreditadas, cuando tras media hora de proyección, el espectador se da cuenta de que lo que tiene delante es más un cuadro poco definido y sin personalidad, que un homenaje personal al mito literario.
Peca Ritchie de una estética videoclipera, inoperante en profundidad y recargado en mil y un celofanes.
Aunque la ambientación de la historia tiene momentos grandilocuentes, tras los planos se adivina la maldita obsesión del cine contemporaneo por el efectismo digital y las escenas de acción a cámara lenta.
El Sherlock Holmes de Ritchie es un producto superficial, que se pierde en detalles banales y que hace de las apariencias su principal hilo conductor.
Nominada sin premio a los Oscar de Hollywood de 2010 en las categorías de música original y dirección artística, Downey Jr. logró por su desorbitado trabajo los premios de mejor actor internacional en los Ifta Awards irlandeses (2010) y el Globo de Oro 2010.
El equipo de diseño de producción fue galardonado con el premio Excellence in Production Design en los Art Directors Guild Awards de 2010.
A título personal, considero el Sherlock Holmes de Guy Ritchie como un ejercicio de fuegos artificiales, mal conducido, de trémulo planteamiento y patético desenlace.
Para los fieles seguidores del Sherlock Holmes literario, una afrenta.
Para los del Holmes cinematográfico, pincelado por Rathbone y Cushing con sobresaliente mimo, un delito.
Para unos y otros, poco recomendable.
SHERLOCK HOLMES (2009). Director : Guy Ritchie. Guión : Michael Robert Johnson, Anthony Peckham y Simon Kinberg, basado en una historia de Lionel Wigram y Michael Robert Johnson según los caracteres creados por Arthur Conan Doyle. Música : Hans Zimmer. Fotografía : Philippe Rousselot. Montaje : James Herbert. Producción : Susan Downey, Dan Lin, Joel Silver y Lionel Wigram. Dirección artística : James Foster, Matthew Gray, Niall Moroney y Nick Gottschalk. Vestuario : Jenny Beavan. Intérpretes : Robert Downey Jr., Jude Law, Rachel McAdams, Mark Strong, Eddie Marsan, Kelly Reilly, William Houston y Robert Maillet. 128´Color. EE.UU.-Alemania. Warner Bros Pictures-Village Roadshow Pictures-Silver Pictures-Wigram Productions-Lin Pictures-Internationale Filmproduktion Blackbird Dritte.
Fotografía : Downey Jr., un Sherlock Holmes demasiado recargado para ser cierto.
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