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domingo, 19 de abril de 2009

BRIDE WARS.



Una guerra de novias protagonizada por Kate Hudson y Anne Hathaway promete a priori más que un desfile de Valentino teñido de rojo. La Hudson es heredera por derecho de Goldie Hawn y Meg Ryan, una rubia con ángel y brillo en la tez, sólo apta para recursos de comedia, que resulta simpática a la par que inocentemente infantil. Hathaway es una de las actrices de moda en el universo de color del cine. Sólo imaginarlas vestidas de blanco acelera los jugos gástricos y alimenta la picaresca. ¿Qué es la comedia norteamericana más que un jugo de picardía con encuentros y desencuentros, sonrisas y lágrimas, caricaturas de la rutina diaria?. La película se centra en los personajes esculpidos por ambas, dándoles ese protagonismo indiscutible que siempre tienen las mujeres cuando deciden subir al altar. Hudson, como siempre inconmensurable en simpatía. Pocas actrices saben crear personajes tan femeninos y joviales como Kate Hudson. Hathaway, desde su imagen de infinita fragilidad, da muestras de terca belleza luchando cuerpo a cuerpo con su partenaire, superándola por momentos y quedando en bendita evidencia en otros tantos.
En realidad Bride Wars, más que una guerra de novias, es un cuento femenino examinado con lupa masculina. Dos niñas que tras asistir tras el telón a una boda en el Hotel Palace de Nueva York, conjuran sus existencias a lograr el objetivo de contraer sus respectivos futuros enlaces en el lujoso establecimiento de hostelería de la Gran Manzana. Y cuando parecen estar a punto de lograrlo, algo se interpone en su eterna amistad mutua. Ese algo es el fervor competitivo. Una especie de celo por la perfección, por una idealización de lo que supone casarse con pompa y boato. A partir de ahí las luces se tornan sombras y comienza la batalla por ser la mejor. Al encuentro, en efecto, le sucede el desencuentro. Parece como si Gary Winick, director de la película, pretendiera que el espectador tome partido por una de las dos, despreciando a la otra. Y a ratos lo consigue, aunque a la vuelta de fotograma, la balanza se equilibre y caiga de peso por el lado contrario.
Bride Wars no pasa de ser una comedia norteamericana más, en la que sólo merece la pena ver a las dos actrices enzarzadas en una lucha sin cuartel. Es, en el fondo, un entrenamiento para ambas. Cómo si alguién les hubiera dado luz verde para demostrar lo que valen. Moderada presencia de Candice Bergen y golpes de humor demasiado contenidos. Puede verse aunque resulte previsible.
Reconociendo mi preferencia por Kate Hudson, personalmente declaro la guerra terminada en tablas.

BRIDE WARS (2009). Director: Gary Winick. Guión : Greg De Paul, Casey Wilson y June Diane Raphael. Fotografía : Frederick Elmes. Música : Ed Shearmur. Vestuario : Karen Patch. Intérpretes : Kate Hudson, Anne Hathaway, Chris Pratt, Steve Howey, Candice Bergen y Victor Slezak. 89´Color. EE.UU.
Firm Films/New Regency Pictures. 20th Century Fox.
Fotografía : ¿Guerra de novias, ó dos novias al borde de un ataque de nervios?.

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