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miércoles, 22 de abril de 2009

IL COLOSSO DI RODI.



Aroma de rosas y espuma de mar (me pregunto a qué huele la espuma de mar, a no ser que los audaces guionistas decidieran que quedaba más espectacular oler a burbujas marinas que a simple salitre), cetrería de los palacios de Oriente, tapices de Siria, esclavos mesopotámicos traídos desde los mercados de Persia, frases filosóficas surgidas de las mentes de librepensadores libios, bebedizos del Eúfrates, acróbatas y malabaristas, bellas bailarinas ataviadas con transparentes tejidos. Y mucho cartón piedra. Todos ellos elementos que decoran la estructura argumental de la película, que forma parte del género bautizado cómo pepplum y que es un ejemplo elocuente de que no siempre las carencias técnicas dan como resultado un rendimiento exiguo. Sergio Leone se rodeó de un amplio equipo de guionistas, expresando con un estilo narrativo ampuloso todos los matices necesarios para crear una entretenida aventura greco-romana. Ampulosidad que se ve con claridad en la escena de la sala de las momias, en la construcción del escenario del circo ó en las secuencias del terremoto que sirve de colofón a la trama, durante el que Leone nos muestra con acierto la huida de los ciudadanos a través de las petreas calles, sorteándo una lluvia intensa de pedruscos y empapándose con un soberbio aguacero. El Coloso de Rodas, talla arquitectónica que fue considerada como una de las maravillas del mundo, fue construída bajo las órdenes de Cares de Lindos y Laches, durante doce años, tomando como punto de partida el 292 A.C. . Rodas forma parte de un archipiélago, enclavado en un punto estratégico de comunicación comercial en pleno Mar Egeo. Fue disputada por fenicios y griegos, teniendo una clara vocación helénica. Estas breves referencias históricas resumen en gran medida el hilo conductor de la película de Leone, si bien, cómo en cualquier trama cinematográfica, el guión se adorna con un heróico guerrero griego llamado Darios,(encarnado por el guaperas californiano Roy Calhoun), una hermosa villana, Diala, que finalmente opta por el arrepentimiento, (personaje interpretado por la actriz italiana Lea Massari), y una inocente y bella "buena de la película", Mirte, rol en manos de la actriz argentina afincada en España, Mabel Karr. Al triángulo principal se le suman otros personajes destacados como Lisipo (George Rigaud) y Rey Serse (Roberto Camardiel). Leone abunda en detalles tópicos, pero lo hace con elegancia y esa dósis impactante que siempre caracterizó su trabajo. Baste citar las escenas del circo, con la cuádriga armada con punzantes guillotinas dispuestas para cortar a los prisioneros, la flecha que atraviesa la cara de uno de los figurantes durante uno de los combates, el salto mortal hacia atrás de Darios desde lo alto del coloso, las miradas al infinito de Mirte cuando habla con Darios en contraposición a las insinuaciones sensuales de Diala, los arqueros ó el simple hecho de que la cámara no llegue a enfocar barco alguno y todos creamos que las naves fenicias están arribando a puerto. A valorar en su justa medida, resulta un entretenimiento digno de elogio.
Los escenarios naturales elegidos para el rodaje de El Coloso de Rodas pertenecen a las localidades de Luarca (Asturias) y Laredo (Cantabria).

IL COLOSO DI RODI (1961). Director : Sergio Leone. Guión : Luciano Chitarrini, Ennio De Concini, Carlo Gualtieri, Luciano Martino, Sergio Leone, Ageo Savioli, Duccio Tessari y Cesare Seccia. Fotografía : Antonio Ballesteros. Música : Angelo Francesco Lavagnino. Vestuario : Vittorio Rossi. Intérpretes : Roy Calhoun, Lea Massari, Georges Marchal, Mabel Karr, Conrado San Martín, Roberto Camardiel, George Rigaud y Angel Aranda. 127´Color. Italia-España-Francia. CTI pictures.
Fotografía : El Coloso, mudo protagonista del film, rodeado de andamiajes.

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