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jueves, 21 de mayo de 2009

REBECCA.


La primera película de Alfred Hitchcock en los Estados Unidos, tras la firma de un contrato de trabajo con el productor David O.Selznick; se basó en una novela de la escritora londinense Daphne Du Maurier.
Rebecca es un thriller pasional, dotado de una gran carga de romanticismo, en donde la excelente fotografía de George Barnes se equipara a la soberbia interpretación de un grupo de actores, encabezados por un profundo Laurence Olivier (George Fortescue Maximilian De Winter) y una angelical y expresiva Joan Fontaine (segunda Mrs.De Winter). Los secundarios desempeñan, cómo en la mayor parte de las obras de Hitchcock; una función destacada, dotando a la historia de un nivel primoroso. Grande George Sanders, que construye la figura golfa y descarada de Jack Favell, de profesión vividor a cuenta ajena. Excelente Judith Anderson, magnificando a la perversa y trastornada ama de llaves Mrs.Danvers. Elegante y muy británico C.Aubrey Smith, representando a la autoridad. Y amables y chispeantes Nigel Bruce y Gladys Cooper, cuñado y hermana de De Winter; que personifican la cara más agradable de la trama. Meritoria la breve aparición de la actriz tejana Florence Bates que esculpe a la disparatada y percutora Mrs.Van Hopper, desde un plano puramente satírico.
Rebecca nos relata en clave flashback la historia de una joven de humilde posición, que mientras acompaña en Montecarlo a una señora de alta alcurnia en calidad de ayudante de cámara; conoce a un distinguido caballero inglés de notable extracción social, que acaba de enviudar. El amor surge entre ellos y contraen matrimonio, regresando a la mansión inglesa que el hombre posee en Manderley, que se convierte en localización perfecta para el resto de la película. La joven esposa, inexperta, se tropezará con el carácter posesivo y obsesivo del ama de llaves, una mujer que no acepta la muerte de la primera esposa de su patrón y que tratará por todos los medios de ridiculizar a su nueva señora.
Es este el momento cumbre de la película, en cuyo desenlace final, surge la acusación dirigida a De Winter de haber asesinado a su primera esposa.
Rebecca enamora por el rostro excelso de Joan Fontaine (bellísima en primeros planos y en la escena en la que baja las escaleras de la mansión vestida para la fiesta de disfraces a punto de celebrarse), por la facilidad narrativa y el suspense que Hitchcock imprime a sus películas y sin lugar a dudas, por la sensación de estar viviendo en primera persona los agobios y desvelos de la protagonista. La película con la que el gran director inglés nos agasaja contiene principios románticos y morales; pero también una radiografía de los bajos instintos humanos : la infidelidad conyugal, los celos, la mentira, la envidia y la locura.
Premiada con dos Oscar de Hollywood en la edición de 1941 : fotografía y mejor película.
Una de tantas obras maestras de la colección que posee Hitchcock. Imprescindible.
Last night I dreamt I went to Manderlay again...

REBECCA (1940). Director : Alfred Hitchcock. Guión : Joan Harrison y Robert E.Sherwood, basado en una novela de Daphne Du Maurier, según adaptación de Michael Hogan y Philip MacDonald. Producción : David O.Selznick. Música : Franz Waxman. Fotografía : George Barnes. Montaje : W.Donn Hayes. Dirección artística : Lyle R.Wheeler. Decorado de interiores : Howard Bristol. Intérpretes : Laurence Olivier, Joan Fontaine, George Sanders, Judith Anderson, Nigel Bruce, Reginald Denny, C.Aubrey Smith, Gladys Cooper, Florence Bates, Leo G.Carroll y Melville Cooper.
130´Blanco y Negro. EE.UU. Selznick International Pictures.
Fotografía : La segunda Señora De Winter y el ama de llaves de Manderlay, Miss Danvers, (Fontaine-Anderson), ó la bondad y la maldad alienada en versión Hitchcock. Blanco contra negro en nuestras retinas.

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