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martes, 19 de mayo de 2009

THE TINGLER.


The Tingler pasa por ser una de las primeras experiencias interactivas de la historia del cine. Cuando en la pantalla del cine, la historia nos muestra cómo un ser de abominable aspecto y pérfidas intenciones, mezcla de ciempies y babosa; se escapa en una sala de proyecciones; en la vida real un mecanismo comienza a vibrar y a lanzar pequeñas descargas inofensivas pero muy sensitivas desde algún lado de cada butaca, causando aún más pánico en los sufridos espectadores. William Castle, realizador del film, dispuso junto a su equipo de producción unos artilugios recalcitrantes que animaban el espectáculo. Se trataba, en suma, de crear miedo en el patio de butacas. Vincent Price (Doctor Warren Chapin) lanza un grito que sirve de guinda al pastel : "The Tingler is loose in this theather. Scream, scream for your lives"!. Imagino por momentos la divertida experiencia. Algo semejante, pero sin artilugios, sólo con el poder de la mente; pretendió Bigas Luna en Angustia
(1986).
Agentes externos aparte, The Tingler es una película realizada a partir de una propuesta curiosa. En realidad, Castle y su guionista Robb White pretenden dar forma física al miedo. Cómo anuncia el personaje al que da vida el genial Vincent Price, mucha gente muere con miedo, pero...¿cuanta gente muere de miedo?. Y es así donde el obsesionado galeno se embarca en una dura lucha por lograr capturar al escalofrío, un bicho que cobra forma física junto a la columna vertebral, cuando alguién siente miedo y no grita. Obviamente ese requisito sólo puede cumplirse con un sordomudo, porque ¿quién es capaz de aguantar los gritos cuando el terror llama a su puerta?. The Tingler evidencia una historia muy original, pero es evidente que el concepto que desarrolla la convierte casi por obligación en un producto serie B. El trabajo de Price, sin ser el mejor de su carrera, es aceptable, igual que los de Patricia Cutts, que da vida a la infiel y desahogada esposa del médico, Isabel; Judith Evelyn y Philip Coolidge, el matrimonio Higgins, sordomuda ella, desesperado él; que regentan un cine de barrio y que se convierten en las cobayas propicias del atormentado Doctor Chapin.
Los efectos logrados con la inmunda criatura son acordes con la época del rodaje y se observan hoy en día con más curiosidad que aprobación.
The Tingler, en fin, no es una gran película, pero posee el encanto de lo antiguo, la sazón de una época pasada en donde para hacer películas de género fantástico no había ordenadores ó procesos de digitalización y había que suplir la falta de medios técnicos con grandes dosis de imaginación. Destacable la escena en la que Castle rompe el blanco y negro para bañarnos la retina en un esplendoroso rojo sanguineo.
Cuando sienta usted miedo de la oscuridad, grite, grite con ganas para salvar su vida. Dicen que guardar los sentimientos, es malo para la salud. Y el miedo, en efecto, no es más que un sentimiento.

THE TINGLER (1959). Dirección : William Castle. Guión : Robb White. Música : Von Dexter. Fotografía : Wilfred M. Cline. Dirección artística : Phillip Bennett. Intérpretes : Vincent Price, Judith Evelyn, Philip Coolidge, Patricia Cutts, Pamela Lincoln y Darryl Hickman. 82´Blanco y Negro (una escena en color). EE.UU. William Castle Productions-Columbia Pictures.
Fotografía : Price, y los buenos de la historia, Hickman y Lincoln (ayudante del Doctor Chapin y su novia, cuñada del médico), observan aterrorizados el escalofrío.

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