lunes, 23 de noviembre de 2009
THE CANTERVILLE GHOST.
Adorable adaptación cinematográfica del breve relato homónimo del escritor irlandés Oscar Wilde, publicado por vez primera en 1887. Dirigido por los realizadores norteamericanos Jules Dassin y Norman Z.McLeod en 1944, su libreto difiere en parte del relato original, convirtiendo a una honorable familia estadounidense en un batallón del ejército norteamericano. Tampoco la niña protagonista, Lady Jessica de Canterville (dulce e inocente la actriz californiana Margaret O´Brien) sale reflejada en la obra de Wilde, a pesar de que en la trama cinematográfica es todo un puntal. De hecho la relación que surge entre la infantil señorita y el orondo fantasma Sir Simon de Canterville (genial aunque algo exagerado Charles Laughton), es sin lugar a dudas uno de los grandes atractivos del film.
The Canterville Ghost es una de esas películas en la que los principios, la educación y los buenos consejos reinan por doquier, complementando todo ello con un ejercicio de contraste entre las firmes tradiciones inglesas y el desparpajo del otro lado del charco.
Robert Young, que interpreta al soldado Cuffy Williams, cierra el triángulo principal de una película destinada a todos lo públicos, que a buen seguro no decepcionará a ningún miembro de la familia.
Emotividad y fantasía en un cuento maravilloso, en el que no falta la heráldica, el valor y el respeto por las tradiciones.
Solemne, a ratos comediante y finalmente sentimental.
THE CANTERVILLE GHOST (1944). Dirección : Jules Dassin y Norman Z.McLeod. Guión : Edwin Blum, basado en un relato de Oscar Wilde. Fotografía : William H.Daniels y Robert H.Planck. Montaje : Chester W.Schaeffer. Música : George Bassman. Producción : Arthur Field. Efectos especiales : Irving G.Ries. Intérpretes : Charles Laughton, Margaret O´Brien, Robert Young, William Gargan, Peter Lawford, Reginald Owen, Una O´Connor y Mike Mazurki. 95´Blanco y Negro. EE.UU. Metro Goldwyn Mayer-Loew´s.
Fotografía : cartel publicitario del film.
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Aunque es una película entretenida, hubiera preferido ver a Laughton en una versión de la historia original no esclava de las circunstancias (léase Segunda Guerra Mundial), sin los soldados americanos sustituyendo a un par de hermanitos gamberros (también Americanos). Más que nada porque la interpretación, y sobretodo la voz y declamación de la que Laughton era capaz le hubiera venido como un guante al verdadero texto de Wilde y a la ambientación victoriana original del relato.
ResponderEliminarO tal vez me duele ver la poética y suave ironía de la historial alterada y trufada de chistes cuarteleros.
Aún así, buena película de sábado por la tarde, la O'Brien y Young acompañan estupendamente a mi estimado chico de Scarborough
Pues se puede decir más alto pero no más claro. Estoy de acuerdo contigo al 100%.
ResponderEliminarGracias por tu agudo comentario.
Un saludo cordial.