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viernes, 29 de enero de 2010

GASLIGHT.


Precedida por el film homónimo del realizador británico Thorold Dickinson en 1940, Gaslight de George Cukor obtuvo dos Oscar de la Academia de Hollywood en 1945, el correspondiente a la mejor actriz principal, concedido a Ingrid Bergman por su excelente interpretación de la atormentada Paula Alquist; y el relativo a los mejores decorados de interior en blanco y negro, otorgado a Cedric Gibbons, William Ferrari, Edwin B.Willis y Paul Huldschinsky. Ciertamente la no siempre comprendida en cuanto a decisiones, Academia de Hollywood, tuvo en esta ocasión una muestra de destreza, premiando con justicia a la gran actriz sueca y a un equipo de creadores artísticos que en Gaslight logró la perfección. Los ambientes de cada una de las habitaciones del londinense número 9 de Thornton Square aparecen con todo tipo de detalles, genialmente decorados.
Galardones aparte, Gaslight pasa por ser una de las más convincentes películas de todos los tiempos en su condición de retablo psicológico. Es evidente que Cukor no tuvo reparos en ir anticipando al espectador la malvada personalidad de Gregory Anton (buena interpretación de Charles Boyer), iniciando con una serie de primeros planos de Anton, ocultos para la inocente Paula pero explícitos para quienes estamos al otro lado del plano; un detalle evidente de su oculta personalidad.
Esa percepción nos coloca de inmediato en una situación de impotente defensa del más débil, haciéndonos sentir en nuestras carnes todo el desasosiego de la protagonista, que se ve arrastrada a una amarga oscuridad.
Cukor, hábil director de actrices; explota con elegancia a Ingrid Bergman, exprimiendo con rigor y finas artes todo el potencial que atesoraba la gran actriz.
Joseph Cotten se muestra también con indudable talento escénico, primero gracias a su innata planta rebosante de elegancia, (sus trajes son un dechado de buen gusto y envidiable corte británico) y después debido a su fortaleza interpretativa, fuera de toda duda.
Angela Lansbury (la doncella Nancy Oliver) y la veterana a la par que graciosa Dame May Whitty (Bessie Thwaites) completan un reparto excepcional, creando ambas la parte más exagerada de la trama, maldad y bondad colocadas en firme oposición para llenar la escena de rigor.
Gaslight, basada en una obra teatral del gran literato inglés Patrick Hamilton, (autor también de la pieza que basó la gran película de Hitchcock, Rope), es una de esas películas eternas, llenas de mensajes, con gran peso específico, historia viva del cine. Partiendo de la dicotomía bondad-maldad, cruzamos los pedregosos senderos de la avaricía, la inocencia, el maltrato, el cariño, los celos, el amor, la melancolía, la felicidad, la depresión y la locura.
Los soberbios encuadres de Cukor y una narración ligera aunque profunda al mismo tiempo hacen de este maravilloso film una obra maestra digna de admiración, pese al transcurso inevitable del tiempo.
De obligada visión.

GASLIGHT (1944). Director : George Cukor. Guión : Walter Reisch, John Van Druten y John L.Balderston, basado en una pieza teatral de Patrick Hamilton. Música : Bronislau Kaper. Montaje : Ralph E.Winters. Fotografía : Joseph Ruttenberg. Dirección artística : Cedric Gibbons. Decorados : Edwin B.Willis. Vestuario : Irene. Productor : Arthur Hornblow Jr. Departamento artístico : William Ferrari y Paul Huldschinsky. Intérpretes : Ingrid Bergman, Charles Boyer, Joseph Cotten, Angela Lansbury, Dame May Whitty, Barbara Everest, Emil Rameau y Tom Stevenson. 114´ Blanco y Negro. Metro Goldwyn Mayer.
Fotografía : Paula Alquist (Ingrid Bergman) en un retrato promocional del film.

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