viernes, 15 de enero de 2010
LAURA.
Un análisis de Laura, film noir emblemático comenzado a rodar por el director Rouben Mamoulian y redondeado hasta las últimas y benditas consecuencias por el gran Otto Preminger; nos lleva a la conclusión de estar frente a una obra maestra del cine. Hay quienes se muestran defraudados la primera vez que ven esta película, sin duda por la gran fama que le precede. Pero posteriores visiones dejan claro que la impecable categoría del film es un hecho indiscutible. Gran dirección, espléndida fotografía, un esmerado y elegante diseño artístico, excelentes interpretaciones y un guión colosal se confabulan en contra de la mediocridad.
Y es que ó bien Laura es un film que comulga a gusto con el cine de suspense, (tal vez Hitchcock la hubiera realizado de idéntica forma), ó Preminger es igual de bueno que el orondo realizador británico detrás de la cámara. Como quiera que las comparaciones siempre resultan odiosas, nos conformaremos con señalar a Laura como un film con las mismas características de fulgor femenino que Rebeca ó Vértigo. En las tres, una mujer, en este caso el personaje interpretado por la bellísima Gene Tierney; es el faro lleno de luz que mueve al resto de los elementos de la trama. Laura es también una película de obsesiones (la del Waldo Lydecker, genial el actor Clifton Webb; hacia la joven Laura Hunt y la no menos desquiciada del detective McPherson, gélido aunque contundente Dana Andrews) y de fetichismos (desde el hermoso reloj, clave en el desenlace; pasando por el jarrón y el biombo, los exquisitos sombreros y vestidos que luce la protagonista, ó el bello óleo que preside el salón del apartamento de Laura). El film es un ejemplo impactante del mejor cine negro que se ha hecho en toda la historia del cine, embriagador, sensual, vibrante y profundamente suspensivo.
Lucien Ballard y Joseph LaShelle imprimen con su fotografía en blanco y negro un marchamo de glamour apreciable en todas y cada una de las escenas, que si bien responden siempre a interiores, están trazadas con una infinita elegancia.
En muy pocas películas la imagen de una actriz ha resplandecido tanto como la de Gene Tierney en Laura, ayudada en parte por el emblemático cuadro, símbolo cinematográfico ya eterno; y por añadidura gracias al magnífico rostro de la actriz de Brooklyn, amortizado sin disimulo por el ojo de cámara de Preminger.
Soberbio ejercicio interpretativo del actor Clifton Webb, probablemente el mejor de su carrera artística.
Destaca también el perfil de Vincent Price, creador del personaje de Shelby Carpenter, un golfo de guante blanco, gigolo descarado, cuya presencia en la historia es un aliciente más.
Genial la escena del interrogatorio de McPherson sobre Laura con la lamparilla y el foco de luz cegadora golpeando el rostro de la protagonista, momento que contiene lo que algunos definimos como fino sadismo.
En resumen, una obra maestra del cine, sin paliativos.
Joseph LaShelle fue galardonado con el Oscar de Hollywood de 1945 en la categoría de mejor fotografía.
LAURA (1944). Dirección : Otto Preminger. Guión : Jay Dratler, Samuel Hoffenstein y Elizabeth Reinhardt, basado en una novela de Vera Caspary. Producción : Otto Preminger. Música : David Raksin. Fotografía : Joseph LaShelle (Lucien Ballard). Montaje : Louis R. Loeffler. Dirección artística : Leland Fuller y Lyle R. Wheeler. Decorados : Thomas Little. Diseño de Vestuario : Bonnie Cashin. Intérpretes : Gene Tierney, Clifton Webb, Vincent Price, Dana Andrews, Judith Anderson, Dorothy Adams y James Flavin. 88´ Blanco y Negro. EE.UU. 20th Century Fox.
Fotografía : el detective McPherson (Andrews), contempla extasiado el bello retrato de Laura Hunt (Tierney).
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