TORN CURTAIN.

Las peores críticas que ha tenido Torn Curtain se han cebado siempre con dos aspectos del film. Primero, la dudosa conexión química en la pareja protagonista, formada por los actores Paul Newman y Julie Andrews, casi siempre enfatizando la poca entidad del personaje de Sarah Sherman, construido por la actriz inglesa con escasa intensidad dramática, demasiado dulzona. Segundo, la aparición de los pentagramas del músico británico John Addison, en lugar del socio habitual de Hitchcock, el también músico Bernard Herrmann, compositor de las mejores bandas sonoras del cine que realizó el gran maestro del suspense. Comparto la primera queja, aunque no la segunda. Es evidente que Julie Andrews nunca fue precisamente una actriz con fuerza dramática y que al lado de Paul Newman, excelente en su planteamiento del profesor Michael Armstrong; su recorrido en Torn Curtain resulta más bien escaso.
Sin embargo y en cuanto a la banda sonora de Torn Curtain, la ausencia de Herrmann se suple con acierto a través de una música maravillosa, bien planteada y que si bien rompe un poco con la habitual carga suspensiva que aporta el músico newyorkino en otras historias de Hitchcock, no se muestra anacrónica con el trazo general de la trama planteada.
Quienes criticaron de un modo negativo la música de Addison, olvidaron que antes de Herrmann, otros grandes compositores de la historia del cine también colaboraron con el director londinense,(desde Roy Webb a Franz Waxman ó Miklós Rózsa) con grandes resultados.
Torn Curtain es una aceptable película de espionaje. Bien estructurada, con momentos inolvidables (cómo el crimen que comete Armstrong en compañía de la granjera, rol intepretado por la actriz Carolyn Conwell; cuando su guía oficial en Berlín, Gromek-encarnado este por Wolfgang Kieling-,destapa sus verdaderas intenciones en el interior de la cabaña rural), y soberbios primeros planos de los dos actores protagonistas. Los ojos de Newman centellean una y otra vez.
La aparición del personaje de la condesa Kuchinska (genial la actriz rusa Lila Kedrova) es utilizado por Hitchcock para criticar el modelo político, social y económico que se desarrollaba en los paises situados al otro lado del llamado telón de acero. Kuchinska pretende ampararse en Armstrong y Sherman para huir del comunismo y refugiarse en Occidente. Los poco más de cinco minutos de actuación de Kedrova reflejan la angustia de unas gentes sometidas al blanco y negro existencial, una angustia que termina en lágrimas cuando Kuchinska pierde en plena huida de la policía a sus ansiados salvadores.
Perfecto contrapunto a Kuchinska es el personaje de la bailarina de ballet, encarnada por la actriz siberiana Tamara Toumanova, cuyo rostro acusador enmarca Hitchcock con maestría en varias escenas del film, revelándonos la otra cara de la moneda, la de los ciudadanos fieles al régimen comunista.
Puede que Torn Curtain sea la única incursión política del gran realizador inglés dentro del cine, dando muestras de su firme propuesta humanista y de un talante poco dado a aseveraciones ideológicas que abarquen más que los seres humanos.
Una buena película que nos hace gozar una vez más del envidiable ojo de cámara del maravilloso Alfred Hitchcock.
Rodada en Berlín, Leipzig y Copenhague.
Francamente, si es ó no una obra maestra, me trae sin cuidado. Lo que nadie puede negar es que Torn Curtain es cine en estado puro.

TORN CURTAIN (1966). Director : Alfred Hitchcock. Guión : Brian Moore, Willis Hall y Keith Waterhouse. Fotografía : John F.Warren. Música : John Addison. Montaje : Bud Hoffman. Producción : Alfred Hitchcock. Intérpretes : Paul Newman, Julie Andrews, Lila Kedrova, Wolfgang Kieling, Gisela Fischer, Carolyn Conwell, Ludwig Donath, Tamara Toumanova, Hansjorg Felmy y David Opatoshu. 128´Color. EE.UU. Universal Pictures.
Fotografía : Newman y Andrews, en una escena de Torn Curtain.