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miércoles, 17 de marzo de 2010

DÉJÀ VU.


La repentina violencia del huracán Katrina, que golpeó con inusitada fuerza a Nueva Orleans en 2005, provocó que el rodaje de Déjà Vu sufriera un retraso. Incluso se valoró cambiar de localización. Sin embargo el equipo de producción decidió esperar y conceder, en clave de homenaje; a la ciudad devastada, la opción de ser el enclave perfecto, una vez que en 2006 la reconstrucción comenzó a darle su aspecto primitivo.
De hecho Déjà Vu cuenta con el curioso honor de ser la primera película rodada en Nueva Orleans, tras el paso del fatídico huracán.
En realidad, Déjà Vu es una expresión que describe el misterioso fenómeno mental que se produce cuando creemos estar presenciando ó sintiendo algo ya vivido con anterioridad.
Tony Scott, hermano del gran Ridley; es un realizador criado profesionalmente en el universo del video-clip. Todas sus películas transmiten esa impresión, de un modo más ó menos claro. Déjà Vu no es una excepción. Sin embargo, lo que siempre consigue Scott es crear una atmósfera de ritmo vertiginoso, emparentada de cerca con las buenas películas de acción.
En esta ocasión, el agente de la ATF Doug Carlin (buena interpretación del actor Denzel Washington) se ve inmerso en el ataque terrorista de Carroll Oerstadt (correcto James Caviezel) contra un ferry cargado de militares de permiso, e intentará mediante un proceloso e inverosímil experimento de retorno al pasado, cambiar el rumbo de los acontecimientos. En el punto medio de la historia, una joven, Claire Kuchever (interesante aportación de la guapa actriz Paula Patton), se convierte en la clave del desenlace, escoltando a Carlin en su pugna contra el mal y el inevitable correr del tiempo.
Nadie podrá negar a Déjà Vu la originalidad que demuestra, el buen ritmo narrativo que imprime Tony Scott al metraje y el buen hacer de Washington, actor que es una garantía para cualquier proyecto cinematográfico.
Se le puede achacar, lo de siempre; la indecorosa presencia de una amalgama de cine y video-clip, que preside toda la creación cinematográfica del pequeño de los hermanos Scott.
Tampoco es muy decorosa la gratuidad en las explicaciones técnicas que se nos aportan, cogidas por pinzas; cuando se intenta dar sentido a las relaciones perimetrales entre espacio y tiempo que provocan el viaje del presente al pasado.
Como recurso para entretener, Déjà Vu cumple con creces su cometido. Y el cine, sin ser la única pretensión que debe atribuírsele, en suma es un medio para entretener. Scott, sin más alicientes, lo consigue.

DÉJÀ VU (2006). Director : Tony Scott. Guión : Terry Rossio y Bill Marsilii. Música : Harry Gregson-Williams. Fotografía : Paul Cameron. Montaje : Chris Lebenzon y Jason Hellmann. Producción : Jerry Bruckheimer. Intérpretes : Denzel Washington, Adam Goldberg, Paula Patton, Val Kilmer, James Caviezel, Elden Henson, Erika Alexander y Matt Craven. 126´Color. EE.UU.-UK. Touchstone Pictures-Bruckheimer Films-Scott Free Productions.
Fotografía : el agente Carlin (Denzel Washington), luchando a pecho partido contra espacio y tiempo.

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