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jueves, 18 de marzo de 2010

NINE.


Las críticas perversas realizadas contra el film Nine, dirigido por el norteamericano Rob Marshall, se cuentan por docenas. La mayor parte de ellas acusan de falta de continuidad a las escenas, de pretender con exceso de presuntuosidad construir cierto homenaje al Otto e Mezzo de Fellini, de ser musicalmente superflua e incluso de resultar cursi en alguna medida. Antes de sentarme delante de los fotogramas trazados por Marshall tenía la sensación de que Nine me aburriría. Pero cuando finalmente Guido Contini (excepcional Daniel Day-Lewis) nos dice adiós, el sentimiento personal hacia Nine es muy distinto al expresado por la mayoría.
Sólo comparto una de las críticas negativas. La que se refiere a los fotogramas en blanco y negro, fotografiados con una estética documental y de súper 8 que sobra en el conjunto.
Por lo demás, Nine me parece sencillamente magistral.
Primero, los actores. Day-Lewis es un intérprete voluntarioso, siempre volcado en cuerpo y alma con el personaje al que otorga su esencia artística. Su Guido Contini es maravilloso, incoherente, dramático, profundamente humano para lo bueno y lo malo, virtuoso, genial y proceloso. Su lucha interna por sobrevivir a la tentación de la carne se expone con brillantez a lo largo y ancho de la película. Kate Hudson da cuenta de la periodista concupiscente Stephanie, un dechado de cayena en rama, que se calza por montera el picante y la gracia hasta niveles de delirio. Penélope Cruz arma un número musical y coreográfico, digno de las mejores estirpes volcánicas de la historia del cine. Su papel de chica fácil, Carla, algo ingenua e infantil; sugiere con estruendo y deleita incluso en sus instantes más críticos, los que refieren su intento de suicidio. Sophia Loren, la mamma de Guido, espíritu encauzado en la conciencia del protagonista, es un icono de la tradición transalpina. Judi Dench magnifica el personaje de Lilli, confesora y mujer de confianza de Guido, una especie de asesora en la sombra del mundano realizador. Incluso la cantante reconvertida en actriz, Fergie, Stacy Ferguson; maravilla con su apunte de la meretriz Saraghina, un recuerdo pleno de sensualidad que brota en el espíritu de Guido de un modo constante. Y por último Marion Cotillard, que esculpe a la serena, sufrida y adorable esposa de Guido, Luisa; una mujer acostumbrada a permitir las salidas de tono de su sexualmente prolífico marido, que durante la historia luchará entre entenderle y abandonarle. Puede que la más flojita y peor aprovechada sea Nicole Kidman, fría como un tempano interpretando a la diva Claudia Jenssen.
Segundo, la exultante demostración musical, coreográfica y artística. Todos los números musicales que pueblan Nine están realizados al mejor estilo de Broadway, osando Marshall plantear alguno de ellos con un acertado toque de modernidad, como el que refiere la magnífica Kate Hudson rodeada de apuestos varones de estética italiana. La magistral danza entre zíngara y exótica de Stacy Ferguson y el suculento juego erótico de Penélope Cruz se muestran exultantes, sencillamente geniales.
Tercero, la profundidad con la que se examina a los diferentes personajes. Day-Lewis y las mujeres de su vida pueblan la historia con un análisis entre comediante y dramático de la acción, dando lugar a sentimientos cruzados. Amor, odio, glamour, tradición, fetichismo, alegría, tristeza, orgullo, amistad, confianza, celos, desconfianza, cercanía, distancia, genialidad, sencillez, experiencia, inocencia; todos ellos se mezclan hasta crear un conjunto rico en humanidad.
Cuarto, un guión perimetral que a pesar de todo posee un corazón central bien definido. Cierto es que el film de Marshall parece dañado de falta de continuidad, sin embargo bien observado esa sensación no es real. Compartir la magia de la imaginación con los hechos reales no es un ejercicio sencillo, y Nine posee un innegable efecto que hace que ambos espacios se entremezclen con acierto, mal que les pese a quienes no son capaces de ver historias con un mínimo de perspectiva.
Aunque fue nominada en cuatro categorías de los Oscar de Hollywood en la edición de 2010, (los correspondientes a dirección artística, vestuario, actriz de reparto-Penélope Cruz-y canción original-"Take It All" de Maury Yeston), finalmente se fue de vacío. Personalmente, al menos hubiese nominado también a Nine en el apartado de mejor película. Lo del premio final, y a estas alturas; tal vez sea lo de menos.
Realmente magnífica. Muy recomendable, máxime en una época de la historia del cine exenta de musicales.
Realizada con buen gusto y mejor pulso.
Be Italian...!

NINE (2009). Director : Rob Marshall. Guión : Michael Tolkin y Anthony Minghella, basado en el musical de Broadway creado por Mario Fratti, Maury Yeston y Arthur Kopit. Dirección artística : Simon Lamont, Phil Harvey y Peter Findley. Diseño de producción : John Myhre. Producción : John DeLuca, Rob Marshall, Harvey Weinstein y Marc Platt. Música : Andrea Guerra. Fotografía : Dion Beebe. Montaje : Claire Simpson y Wyatt Smith. Decorados : Gordon Sim. Vestuario : Colleen Atwood. Intérpretes : Daniel Day-Lewis, Marion Cotillard, Penélope Cruz, Sophia Loren, Kate Hudson, Stacy Ferguson, Nicole Kidman, Judy Dench, Ricky Tognazzi y Andrea Di Stefano. 118´Color. EE.UU.-Italia. The Weinstein Company-Relativity Media-Marc Platt Productions-Lucamar Productions-Cattleya.
Fotografía : el gran Guido Contini, (magnífico trabajo de Daniel Day-Lewis), un genio golfo y proceloso, aquejado por su adicción al sexo y una amarga falta de inspiración.

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