lunes, 15 de febrero de 2010
ARTICULOS PROPIOS : UNA GRAN GALA.
Parece fácil ser alguna vez autocrítico. Incluso resulta un aliciente de humildad cara a los demás. La gala de los Premios Goya de 2010 resultó ayer una loa a la humildad por parte de un colectivo de hombres y mujeres del cine español, poco dados a agachar la cabeza. Cómo bien afirmó Alex De La Iglesia, actual presidente de la Academia española de cine; durante su excelente discurso, ha llegado el momento de dejar de mirarse el ombligo. Su claro ejemplo de autocrítica debe ser tenido en cuenta por ese grupo de "cómicos"(término usado por Javier Bardem para referirse a los actores y actrices) que parecen haber salido de un fanzine político underground y que por ende se pasan la vida reclamando, reivindicando y lanzando besitos a la cámara mientras piensan que grande es el destino por haberme hecho como soy.
Una soberbia gala de premios de cine la de ayer. Poco se le puede achacar. Tal vez sólo que sobran ya algunas caras repartiendo premios y empiezan a faltar otras. Ana Belén, por ejemplo. Su estela de productora cinematográfica no tendría que ser suficiente aval para seguir contemplando hasta la eternidad a la cantante de la ancha sonrisa citando el nombre de los ganadores. Se me ocurren más refrescantes alternativas, tales como la maravillosa y joven actriz María Valverde, (su ausencia en los puestos altos del organigrama de la gala es imperdonable), la colosal Bárbara Goenaga ó el caótico Julio Medem endulzado por su férrea seriedad.
Fue deliciosamente emocionante el recuerdo a los fallecidos, y el homenaje sincero al gran director Antonio Mercero, enfermo de Alzheimer; muy sincero por parte de todos y especialmente de Alex De La Iglesia, seguidor confeso de la obra del realizador guipuzcoano de nacimiento.
Sobró tal vez un poco de estruendo cuando Pedro Almodóvar apareció en el escenario, cómo si fuera él quien perdonaba no sé muy bien que ofensas, cuando en realidad tendría que haber acudido con el rabo más entre las piernas.
Elegante en comportamiento Fernando Trueba, más cabizbajo de lo deseado Alejandro Amenábar y más que merecidos premios a Luis Tosar, Lola Dueñas y Marta Etura, siendo el discurso de agradecimiento de la actriz guipuzcoana uno de los mejores de la noche.
Buenafuente estuvo distendido, alegre y divertido, provocando la sorpresa y la sonrisa en más de una ocasión. Tal vez cómo bien dijo al terminar, antes de recibir los disparos de gracia; no sería descabellado volver a contar con él como maestro de ceremonias en el futuro. Ya hay quién dice que ha sido la mejor fiesta del cine español de cuantas se han celebrado hasta la fecha. Me sumo a esa opinión.
En cuanto a comentarios me quedo con el del protagonista de Celda 211, el gallego Luis Tosar. Que nadie olvide que detrás de una gran interpretación, siempre hay como paso previo la creación de un gran personaje. Pues sin los grandes personajes, no hay grandes interpretaciones. Y en eso los guionistas y escritores en general, tienen mucha responsabilidad.
En cuanto a elegancia, me quedo con Goya Toledo, Aitana Sánchez Gijón, Natalia Verbeke y todos los hombres que lucieron camisa blanca. Una gala que de tal se precie tiene que ser masculinamente blanca, al menos en cuanto a camisa. Lo demás es digno de divisiones inferiores.
En resumen : un gran presidente de la Academia, un gran presentador y la esperanza de que el clan del cine español abra más su círculo y deje de ser un grupo cerrado, más preocupado por el ruido de las cacerolas que por la creación artística.
Que Viva siempre el Cine.
Etiquetas:
Alex De La Iglesia,
Antonio Mercero,
Artículos propios
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario