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jueves, 4 de junio de 2009

SERGEANT YORK.


Un diario, el de Alvin C.York, sirvió de guía a Howard Koch, John Huston, Abern Finkel y Harry Chandlee, para dar forma al guión en el que Howard Hawks se amparó a la hora de construir la excelente Sergeant York. Una historia plasmada desde un vértice humanista, salpicada de inocencia campesina y reivindicativa de valores, que exhibe a un soberbio Gary Cooper caracterizado como un hombre de campo esculpido a sí mismo con el cincel de la necesidad. El Alvin York cinematográfico sufre una reconversión personal, apareciendo en un primer instante como agricultor de la América profunda, que en sus ratos de asueto se dedica a las juergas y que incluso llega a incordiar a sus vecinos por culpa de los excesos con el alcohol. La actriz londinense Margaret Wycherly encarna a la madre del protagonista, una señora anciana que vela desde el silencio por la suerte de sus tres hijos. Hawks destaca este personaje con la pretensión de conceder un protagonismo predominante en la trama, dándole toda la importancia que tiene, y que sin duda logra gracias al excelente trabajo de la actriz inglesa. El dibujo de una figura maternal plenamente identificada con las del pasado, mujeres que gobiernan su casa a base de mudo esfuerzo, no es una mera casualidad en la construcción del film. Tampoco es sólo testimonial el papel que ejercita el actor norteamericano Walter Brennan, incorporando al Reverendo Rosier Pile, mentor en la transformación moral de York, y valedor de los cauces religiosos por los que derivará la conducta del protagonista.
Sergeant York es una historia profunda que extrae a cada fotograma gotas de sentimentalismo, desnudando la personalidad de un hombre, que depositado en pleno campo de batalla desde un inhóspito lugar de los Estados Unidos, muestra al espectador cómo se crece en sabiduría y voluntad, apartando las piedras del camino.
York pasa de un ambiente recalcitrante y deprimido a la gloria que da el valor, logrando destruir las líneas enemigas alemanas, acaparando medallas y cimentando el criterio de la guerra justa. Hawks no parece admitir el pacifismo gratuito. En ese sentido, York sufre, nada más llegar al frente, las dudas morales que proceden de la imposibilidad religiosa de matar al prójimo, dispuesto incluso a rechazar un ascenso, cuando sus superiores observan en él una extraordinaria capacidad para manejar el rifle. Esa vacilación desaparece cuando durante su bautismo de fuego, se ve obligado a sacar desde dentro un anhelo heróico que le lleva a causar innumerables bajas en el enemigo.
La película, en fin, acoge la necesidad de la guerra como ingrediente conexo con la propia naturaleza humana. Trágica sí, pero inevitable al mismo tiempo. Y puesto que es irremediable, también debe ser afrontada con el valor propio de un hombre que se precie de tal.
Es justo al final, cuando la guerra termina, y York regresa triunfal a casa, cuando la conciencia del soldado se pone a prueba. Habida cuenta de la fama conquistada, se le ofrecen numerosos contratos publicitarios a cambio de importantes sumas de dinero. El protagonista se muestra inflexible. No recibirá un solo dólar a cargo de la muerte de soldados alemanes caídos bajo el fuego de su fusil. Y es así como la historia acaba hablándonos de dignidad y respeto.
El matiz moral que Hawks encierra en la película puede confundirse con un aparatoso sentido belicista, aunque lejos de caterbas armamentísticas, va al grano con el tema de debate, incorporando modelos cómo el de San Agustín, desarrollando el único aspecto que puede conferir sentido moral a un conflicto armado.
Es relevante también la presencia de la angelical Joan Leslie, el otro pivote en la vida de York, cuando el amor llama a su puerta. El personaje que interpreta la actriz de Detroit, (Gracie Williams), representa uno de los motivos principales en base al que un hombre puede cambiar su vida.
Sergeant York puede definirse como una trilogía : madre, padre espiritual y novia, que ayudan a crecer a un patán hasta convertirlo en un hombre de provecho.
Adecuada banda sonora de Max Steiner y decorosa fotografía del operador siciliano Sol Polito, en una película que debería servir de referencia en las filmotecas escolares y familiares, sobre todo si existen hijos varones en los que reflejar el brillo de tan sugerentes fotogramas.
Dos Oscar de Hollywood en 1942 (Gary Cooper-mejor actor principal-y William Holmes-mejor montaje-).
Desde su sencillez hasta su profundidad, una obra maestra.

SERGEANT YORK (1941). Director : Howard Hawks. Guión : John Huston, Howard Koch, Abem Finkel y Harry Chandlee, basado en el diario de Alvin C.York editado por Tom Skeyhill. Música : Max Steiner. Fotografía : Sol Polito. Montaje : William Holmes. Producción : Hal B.Wallis, Howard Hawks y Jesse L.Lasky. Dirección artística : John Hughes. Intérpretes : Gary Cooper, Joan Leslie, Walter Brennan, George Tobias, Margaret Wycherly, Stanley Ridges, Ward Bond, Noah Beery Jr. y Howard Da Silva.
134´Blanco y Negro. EE.UU. Warner Bros Pictures.
Fotografía : Sargento y caballero, Gary Cooper.

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