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miércoles, 8 de julio de 2009

ROVDYR.


El cine noruego, en pleno estado de ebullición en los últimos años, nos presenta un film violento con pretensiones de horror más bien gratuito, cuya mayor virtud es el esfuerzo fotográfico de su responsable, Havard Andre Byrkjeland. Filmada con tonos de ropa de camuflaje, la trama tiene lugar en un amplio espacio boscoso, en el que cuatro jovenes excursionistas procedentes de la ciudad se disponen a pasar unos días de asueto. Por desgracia para ellos, unos locos con aspecto de cazador, comienzan a acosarles hasta el punto de improvisar una persecución en la que los jovenes se convierten en presas cinegéticas.
Con semejante planteamiento, la historia se convierte en truculenta y se difuminan con rapidez los atisbos primarios de conflicto de caracteres entre los protagonistas y cualquier otro esbozo de identidad dramática. Cuando acaba la proyección flota en el ambiente una gélida sensación, cómo si lo único con capacidad de impresionar al espectador fuera la humedad del bosque. Personalmente hubiese agradecido un mayor esfuerzo en el retrato de la personalidad de los protagonistas.
Buena en estética, pero deficiente en intensidad narrativa.

ROVDYR (2008). Dirección : Patrik Syversen. Guión : Nini Bull Robsahm y Patrik Syversen. Fotografía : Havard André Byrkjeland. Producción : Torleif Hauge. Música : Simon Boswell. Intérpretes : Henriette Bruusgaard, Jorn Bjorn Fuller Gee, Kristina Leganger Aaserud, Janne Beate Bones y Lasse Valdal. 78´Color. Noruega. Euforia Film-Fender Film.
Fotografía : Camilla (Henriette Bruusgaard) sometida por el cuchillo del depredador.

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