Vistas de página en el último mes

sábado, 20 de junio de 2009

TAXI DRIVER.




Paul Schrader, guionista y director norteamericano dió forma en 1970 al libreto original de Taxi Driver, película realizada por Martin Scorsese, que en tono decadente narra las desventuras urbanas de un veterano de la guerra de Vietnam, reciclado como taxista nocturno de la ciudad de Nueva York. La aspereza de los espectáculos violentos y desabridos que contempla mientras conduce su vehículo por las calles y avenidas de la Gran Manzana provocan en el chófer un sentimiento de rechazo, que va recrudeciéndose hasta alcanzar la respuesta extrema, ayudado por el uso de armas, adquiridas a un displicente traficante. Un generoso y camaleónico Robert De Niro recrea a Travis Bickle, construyendo un personaje harto de aguantar la cercanía de seres que parecen salidos de las cloacas, drogadictos y macarras; putrefactos individuos que dedican su existencia a llenar la ciudad de vicio y corrupción. Las quejas que Bickle llega a transmitir al candidato presidencial Palantine (Leonard Harris) cuando este monta por casualidad en su taxi, funcionan como reguero de pólvora hasta despertar a la bestia dormida, que Bickle lleva dentro. Tras contactar con un compañero de trabajo, que opina del mismo modo, el taxista concierta una cita con un vendedor de armas, al que adquiere unos cuantos clásicos con los que engordar su incipiente arsenal.
La identidad romántica de Bickle se cruza primero con la ayudante del candidato Palentine, Betsy (Cybill Shepherd); a la que invita a salir, cometiendo el error de llevarle en la primera cita a una sesión de cine porno.
La chica huye de lo que considera una afrenta, dejando al confuso Bickle compuesto y sin novia. Desde ese instante, el protagonista fija su mirada, casi por azar; en una joven prostituta que es maltratada por el proxeneta de turno, Sport; (interpretado por un genial Harvey Keitel). La ramera entabla amistad con el taxista justiciero, que pretende alejarle de la calle, no escatimando medios en el logro del fin.
Iris Steensma (Jodie Foster) es un personaje con encanto especial, que faculta la atención de Bickle y probablemente conduce la película por la senda de los caballeros medievales y las princesas, siendo ella la doncella a rescatar y Bickle el héroe con armadura.
Taxi Driver es una obra depresiva, cáustica, propia de la habitual capacidad creativa de Schrader cuando trata con personajes hundidos en un oscuro pozo de desaliento existencial.
Bernard Herrmann compuso una banda sonora insinuante, acompasada con rigor y encastrada en la naturaleza de la historia. También puede destacarse una breve colaboración rapsoda del cantante alemán Jackson Browne, con el tema "Late For The Sky".
La historia del conductor de taxis más neurasténico en los anales del cine se traduce en un sentimiento de comprensión burguesa hacia quién se queja del estado aberrante de la sociedad, mancillada por los contraproducentes efectos de la degradación humana. Sería hipócrita negar que en más de una ocasión, cualquier ciudadano medio se lamenta por la presencia de prostitución cerca de sus hogares, por la violencia que invade las calles de cualquier núcleo urbano ó por la simple constatación de que la especie humana es incapaz de vivir sin caer en la trampa de la tentación carnal y el mercadeo vicioso. Cuando la historia se recrudece es el instante justo en el que el planteamiento inicial hace aguas. La escena en la que Bickle acude al piso del traficante de armas, dispuesto a gastar sus ahorros en pistolas y munición, supone el punto de inflexión de la trama. Iniciar una alevosa cacería de delincuentes es vincular el triunfo de la moral al uso de la violencia, justo la misma que se pretende combatir. Puras contradicciones que hacen de Bickle un personaje desarraigado, marginal y lejano al bienestar social pretendido.
La relación entre Bickle e Iris posee ciertas connotaciones románticas, desviadas de cualquier interpretación sexual, pues lo que busca el taxista, en realidad; es recuperar socialmente a la joven, apartada de sus padres y desamparada en las húmedas calles de Nueva York, al alcance de maleantes desaprensivos. El taxista se comporta como caballero andante, llegando a matar con tal de salvar el honor agraviado de la joven prostituta. Contrasta, en cambio; el fracasado acercamiento de Bickle a la distinguida colaboradora del político, que se cimienta en una atracción física irreprimible.
Taxi Driver mantiene un rigor narrativo adecuado, que la convierte en un película testimonial, pertrechada tras los desencantos post bélicos de Vietnam, en una sociedad norteamericana tan falsa como decadente. La necesaria moralidad, puesta en fuga por modas engañosas, sale a la superficie en un océano de podredumbre. Travis Bickle intenta encabezar la legión de hombres decentes, desviándose por el atajo incorrecto.
Nominada sin premio en cuatro categorías de los Oscar de Hollywood en la edición de 1977 : actor principal (De Niro), actriz de reparto (Foster), música y película.
Galardonada en el Festival de Cine de Cannes con la Palma de Oro en 1976.
Mordaz y lacerante.

TAXI DRIVER (1976). Director : Martin Scorsese. Guión : Paul Schrader. Música : Bernard Herrmann. Fotografía : Michael Chapman. Montaje : Tom Rolf y Melvin Saphiro. Dirección artística : Charles Rosen. Producción : Julia y Michael Phillips.
Intérpretes : Robert De Niro, Jodie Foster, Harvey Keitel, Cybill Shepherd, Albert Brooks, Leonard Harris y Peter Boyle. 113´Color. EE.UU. Columbia Pictures.
Fotografías : La doncella Iris (Jodie Foster) y el caballero andante justiciero Bickle (De Niro), la pareja imposible de Scorsese.

No hay comentarios:

Publicar un comentario